AUGUSTA, Georgia.- El Augusta National se había reforzado nuevamente contra las ventajas de los avances tecnológicos en palos y bolas, pero sólo después de 18 hoyos la cuestionada teoría de alargar obligatoriamente el recorrido se ha desplomado bajo el liderazgo del fidjiano Vijay Singh, el segundo mejor jugador del planeta.
Singh firmó 67 golpes (5 abajo), su mejor resultado en una primera ronda del Masters. Ante condiciones idílicas para jugar al golf, el fidjiano de 43 años, ni siquiera cuando ganó este torneo en el año 2000, jugó nunca tan perfecto en el inicio.
El campo es 450 metros más largo que en ese año 2000, y 141 metros más que el año pasado, pero Singh ha conseguido su mejor registro desde que debutara en 1994.
¿Alguien lo entiende?, debió cuestionar con cierto histerismo Hootie Johnson, director del club, a sus más allegados socios tras este temprano y gigantesco fiasco, que derramó ríos de tinta y costó miles de dólares, pues cerca de una veintena de hombres concluyeron, como Singh, también bajo el par.
Como dijo Miguel Angel Jiménez hoy tras su primera vuelta al par del campo (72 golpes), para el Masters que han planteado "hay que jugar acorde con lo que se tiene".
Así lo hizo
Jiménez, apoyado en un equilibrado tridente: tiento, búsqueda de las zonas adecuadas del campo y buen tiempo, a pesar de que efectivamente para los segundos tiros en algunos hoyos hubo de jugar dos palos más que el año pasado.
También Singh sacó lo que tiene dentro, sin exageraciones. Una gran pegada lineal y, sobre todo, un delicado toque en los
greens hoy duros de Augusta. Un equilibrio que su preparador argelino Farid Quaedra, acreditado con el nombre de Mages Murugiah, define como una completa conexión entre la mente y el resto del cuerpo, hasta alcanzar la punta de los dedos. Y asegura, en ese sentido, que su pupilo Singh está "perfectamente conectado".
"He jugado el mejor
putt de los últimos tres o cuatro meses. Sin viento y con las condiciones perfectas para jugar todo ha sido más fácil", dijo Singh, quien firmó cinco
birdies sin fallos y de ellos tres de forma consecutiva entre los hoyos 13 y 15.
El estadounidense
Rocco Mediate, segundo tras Singh a un golpe, también fue fiel a su estrategia de no cometer error alguno ante la supuesta altura de las nuevas murallas de Augusta.
Incluso el veterano
Ben Crenshaw, de 54 años, de cabello blanqueado y campeón del Masters en 1984, le ganó al campo con artimañas de "perro viejo", como comentó Jiménez sobre el que ejerció este año como maestro de ceremonias en lugar de Byron Nelson en la cena de campeones.
La primera jornada fue decepcionante para Hootie Johnson y el Augusta National, llena de contrastes para el mejor del mundo, Tiger Woods (72 golpes), capaz de conseguir un
eagle desde 110 metros y seguidamente un doble
bogey con agua incluida; brillante para Singh, justa para Jiménez y todo un poema para José María Olazábal.
Olazábal, dos veces campeón en Augusta (1994 y 99) y que venía confiado tras un reciente segundo puesto convincente en Atlanta, se llevó hoy un revés que no esperaba: 76 golpes, que supone la peor ronda en el primer día del Masters desde 1992.
"Los hierros han sido un poema", se lamentó Olazábal que, sin embargo, jugó excelentemente desde el
tee, con rectitud y longitud.
Sergio García, casi al cierre de la jornada, concluyó al par con escaso acierto desde el
tee (sólo cuatro calles atrapadas) y con la sensación de no haber dominado al campo.
"No he pegado al
driver como debería. Tal y como está el campo, hace mucho que no lo jugamos así de seco y duro. A veces pegas
drivers no tan malos y acabas en el centro de los árboles. En Augusta hay que pegar todos los golpes perfectos, y aún así a veces tampoco", declaró García.
"El campo está para los que le pegan recto, más que largo", aclaró el jugador castellonense, decimonoveno en la clasificación.