PARÍS.- Francia se tomó hoy con resignación la esperada decisión de Zinedine Zidane de abandonar el fútbol, pero aplazó las despedidas hasta que concluya el Mundial de Alemania 2006, donde el "rey" francés hará el último servicio a la "tricolor".
"Zidane nos permitió soñar, le echaremos de menos, marcó la historia del fútbol", dijo su compañero de éxitos con Francia Marcel Desailly.
Zidane condujo a la mejor generación de jugadores de Francia, que consiguieron los mejores resultados de la historia del fútbol francés. El Mundial jugado en casa en 1998 y la Eurocopa de Holanda y Bélgica en 2000 fueron los mayores hitos de una selección que tuvo en el 10 a su cerebro y ejecutor.
Sus dos goles en la final de París en 1998 ante Brasil siempre permanecerán en los libros de historia de Francia.
Otro de los miembros de aquel equipo campeón, el lateral Bixente Lizarazu, reconoció su gran complicidad con el centrocampista. "Siempre me daba la pelota en el momento exacto. Rara vez encontré en una cancha una complicidad como la que tuve con él. A nivel humano es excepcional".
Hasta el líder del Frente Nacional ultraderechista, Jean-Marie Le Pen, se rindió al jugador de origen argelino. "Sirvió a la imagen de Francia. Es una persona muy agradable, sobre todo, por la dignidad de su vida y la calidad de su fútbol. Es un gran artista y como tal merece una gran admiración", señaló el político.
Para Fabien Barthez, que será uno de los pocos de los campeones del mundo y de Europa que le acompañará en el Mundial de Alemania, Zidane "es un monumento. Es el jugador del siglo por todo lo que ha logrado en su carrera", agregó el arquero.
Michel Platini, su predecesor como capitán e icono francés y al que superó, también lo alabó. "Técnicamente es el rey de los fundamentos, el rey del control de balón, el rey del pase, porque no había nadie que pudiera controlar el balón como lo hacía él", señaló.
Pero la afición francesa quiere esperar a darle la despedida definitiva hasta después del Mundial. Serán sus últimos partidos como profesional, pero volverá a ser el guía de una Francia que sin el poder de los años 1998 y 2000 aún confía en la magia de "Zizou" para que en su despedida llegue un nuevo éxito.