SANTIAGO.- Parejas tomadas de la mano, señoras con mochilas al hombro y varios niños con sus banderas blancas y negras al viento se van instalando rápidamente en los espacios que todavía quedan en la tribuna dedicada especialmente a la familia.
El partido comenzó hace diez minutos y no hay tiempo que perder. Menos aún cuando el encuentro promete.
Albos y naranjas viven hoy un partido que aún no tiene la categoría oficial de clásico, pero que para cualquier hincha del fútbol chileno siempre es atractivo mirar. Y escuchar.
Cuando no se puede ir al estadio, cuando no hay tv-cable en la casa o cuando hay, pero falta plata para
comprar el partido, ahí está la magia de la radio, pienso mientras camino por el Monumental.
Qué mejor ejercicio para la imaginación que oír un relato apasionado! Y después ver en las noticias si todo lo que pensaste era así o te figuraste todo lo contrario...
¿Quiénes son estos personajes que están detrás del micrófono y que por años han sido "mis ojos" en cada partido que no he podido ver? ¿Cuentan las cosas tal como pasan o "le ponen color" para que me angustie y no pierda el interés en el relato? Me pregunto esto y detengo la marcha.
Estoy aquí, a pasos de las casetas radiales, ¿por qué no ir a una para ver qué sucede en este mundo aún extraño para mí?
"Golazo de Todopater"
Espero el entretiempo y subo. Así es más seguro que me
pesquen.
Termina el primer tiempo. Los cánticos de la "Garra Blanca" van quedando atrás y cuando por fin estoy en el pasillo radial, me encuentro de frente con un señor que gentilmente me permite instalarme en su pequeña caseta junto a sus dos compañeros.
Eduardo Alarcón es el relator; Ernesto Montoya y Reinaldo Martínez son comentaristas. Los tres han viajado a Santiago desde Calama especialmente para cubrir este partido y llevarlo a los hogares de la provincia del Loa a través de la señal de la radio Todopater.
Así lo hacen semana por medio, me cuenta Eduardo. Donde vaya Cobreloa allá van ellos. Desde 1978 ha sido así. Cada viaje les significa desembolsar 120 a 150 mil pesos, dinero que consiguen mediante auspicios.
"En Calama se trabaja así, no hay radios que tengan los medios económicos como para decir 'nosotros vamos a pagar un sueldo para ustedes, los viáticos'... No", me dice el relator de "Golazo de Todopater".
Comienza el segundo tiempo. Hora de poner a prueba su objetividad, pienso. Eduardo ya me ha confesado que les gusta Cobreloa, pero que no son fanáticos, porque quieren mantener su independencia periodística.
El partido avanza. Expulsan a un jugador loíno. Las llegadas de Colo Colo se suceden con más frecuencia que en el primer tiempo. Reinaldo y Ernesto comentan que el resultado es engañador, porque en vez del 1 a 0 podría ser fácilmente 3 a 0 a favor de los albos. Pero Ernesto se encarga de aclarar a sus auditores que también podría ser un 1 a 1 porque Cobreloa ha hecho un gran esfuerzo a pesar de tener un hombre menos...
Falta a favor de los naranjas. Mauricio Aros demora el tiro libre y eso, fuera de micrófono, inquieta a los hombres de "Golazo..."
Eduardo sigue su relato. En cada oportunidad de gol eleva su tono, que transmite la emoción que también sienten los hinchas que están en el estadio y que gritan un sufrido 'uuuuyy'.
A los 35 minutos Ernesto mira a Reinaldo y se hacen señas. Su trabajo deberá continuar en la cancha.
Los comentaristas salen raudos de su pequeña caseta mientras sus colegas santiaguinos agrupados en otras más amplias y con más gente siguen su labor. Ellos, a diferencia de "Golazo", cuentan con periodistas en la cancha durante todo el encuentro.
Es hora de que yo parta también. Al igual que Ernesto y Reinaldo, debo recoger reacciones del partido. Eduardo queda solo en su cabina, esperando el despacho que por celular le harán sus compañeros.
Al final, Colo Colo anotó el segundo gol. No pude saber cómo lo vivió este relator. Pero con lo que vi me bastaba: la emoción que transmite un relato radial es porque los hombres detrás del micrófono la viven y la sienten, aunque sus palabras guarden la "objetividad" que su trabajo exige.