PARIS.- Por quinta vez en sus 107 años de existencia, Barcelona vuelve a tener una nueva cita con la historia. Será en París y ante el Arsenal, donde se le presenta una nueva oportunidad para reinar en el viejo continente y reverdecer el triunfo conseguido hace 14 años en Wembley.
El fútbol de los azulgranas ofrece todas las garantías. Se adapta a todas las circunstancias y situaciones como lo ha demostrado este año con sus victorias europeas en Stamford Bridge o en San Siro, o la demostración de poderío ofrecida en el Bernabéu.
El equipo de Frank Rijkaard juega con amplios registros porque dispone de los futbolistas necesarios para cada situación. Tiene todas las bazas a su favor: una defensa consolidada, un centro del campo tan destructor como creativo, una delantera eléctrica, pero sobre todo tiene a
Ronaldinho, santo y seña de un equipo y de una forma de entender el fútbol.
Ronaldinho es la piedra filosofal del Barcelona, ese jugador que desde que llegó en el verano de 2003, ha transformado al equipo, a la entidad, a la ciudad y hasta al barcelonismo. En él están depositadas muchas de las esperanzas para derrotar hoy (14:45 de Chile) al Arsenal.
Campeón del mundo en 2002, ha conquistado individualmente todos los trofeos mundiales en juego, desde el Balón de Oro hasta el FIFA World Player. Como gran título, al brasileño le falta la Liga de Campeones y sabe que a dos meses para el Mundial, el escaparate de Saint Denis es el mejor para su lucimiento.
Será la quinta final de la Copa de Europa para los azulgrana. Después de los fallidos intentos en 1961 (Benfica), 1986 (Steaua) y 1994 (Milan) y del éxtasis en Londres (1992), donde levantó su única Copa de Europa después de un magnífico gol de Ronald Koeman en la prórroga.
Si Ronaldinho es el alma del equipo, Frank Rijkaard, el entrenador, es la revelación. Es el hombre que ha sido capaz de aprovechar los egos de los jugadores para convertirlos en un equipo con una gran sentido del juego.
La alineación está decidida. No hay discusión en la portería, donde Víctor Valdés, salvo errores puntuales, se ha mostrado a gran nivel. Después de haber confiado inicialmente en Belletti como lateral derecho, Rijkaard se dio cuenta de que lo que el brasileño ofrecía en ataque, lo perdía en colocación defensiva. Así que probó a Oleguer, y hasta hoy.
La pareja de centrales es de las mejores del mundo. Carles Puyol ha lucido especialmente, igual que Rafael Márquez, el primer mexicano que disputará una final de la Liga de Campeones y que ha sido uno de los mejores del equipo cuando las lesiones musculares le han respetado.
El lateral izquierdo es propiedad del holandés Giovanni van Bronckhorst, a pesar de que Sylvinho ha ofrecido buenos partidos. El holandés se complementa muy bien en sus subidas por la banda con Ronaldinho.
Edmilson jugará de mediocentro defensivo, una posición que equilibra la defensa y da sentido al inicio del juego en la medular. Deco, a pesar de que no está en su mejor momento, es indiscutible e Iniesta tiene todos los números para acompañar al ex jugador del Oporto.
Tras la lesión de Xavi, a Iniesta le llegó su oportunidad, pero al albaceteño le costó entrar en materia. En los últimos meses, su aportación ha sido determinante, decisivo en la construcción.
Ludovic Giuly, el héroe de San Siro, jugará por la derecha y Ronaldinho iniciará el partido por la izquierda. Delante estará Samuel Eto’o, en una gran ocasión para rubricar su mejor temporada como goleador de siempre.
Rijkaard tiene a Henrik Larsson, en uno de sus últimos partidos como barcelonista, en la recámara. La incógnita es Leo Messi, el argentino que fue determinante en la victoria del Barcelona en Stamford Bridge y que lleva dos meses y medio lesionado.
El hábil zurdo sólo se ha entrenado una vez con el equipo desde entonces, todavía no tiene el alta médica y parece imposible que esté en disposición de medirse al Arsenal. Messi corre muchos riesgos (dos roturas en el bíceps femoral en este tiempo), porque una nueva recaída le dejaría con pocas opciones de jugar el Mundial, pero Leo se muere de ganas por jugar.
Los números de Arsenal y Barcelona para llegar a la final son idénticos. Después de 12 partidos, ocho victorias y cuatro empates suman cada uno de los finalistas. Los barcelonistas han conseguido 22 tantos por 14 el Arsenal, los ingleses han encajado dos y llevan diez partidos sin que Lehman reciba un tanto. Los azulgrana tienen a cero su portería en los últimos cuatro encuentros y en total han encajado cuatro goles.
Una Cenicienta que quiere ser Rey
Será la primera final de la Liga de Campeones para el Arsenal, un equipo al que no se le dan bien los españoles, ya que perdió finales continentales de la Recopa ante el Valencia (1979-80) y el Zaragoza (1994-95). Sus títulos continentales se reducen a la UEFA de 1994 (1-0 frente al Parma) y a la Copa de Ferias en 1970 frente al Anderlecht (4-3).
Arsenal es el equipo menos inglés de la Premier. Con un entrenador francés, Arsene Wenger, y buena parte de jugadores criados lejos de Inglaterra, los londinenses se encuentran en el punto más álgido de su historia.
Wenger dispone de un equipo muy fiable, una plantilla muy compensada que ha sabido superar a lo grande las lesiones de jugadores titulares, como Lauren, Sol Campbell o Ashley Cole, y vivir de la genialidad de Thierry Henry, el punto de referencia de los "gunners".
La calidad del meta alemán Jens Lehman se vio en las semifinales, cuando con el tiempo cumplido detuvo un penalti a Riquelme que impidió la disputa de la prórroga. El marfileño Emmanuel Eboué, como lateral derecho, será el marcador de Ronaldinho. Por la izquierda, el recuperado Ashley Cole tiene todos los números en detrimento de Mathieu Flamini, en principio recuperado de un problema muscular.
En el eje, Kolo Touré tiene un puesto asegurado y la duda estriba en su acompañante. La lesión de Sol Campbell, ya recuperado, le dio minutos a Philippe Senderos, también recuperado de problemas en una rodilla, pero últimamente el inglés es quien juega.
Campbell es más lento, pero tiene mejor juego aéreo que Senderos, mientras que el suizo dispone de una mayor sentido de la anticipación con el que suple su falta de corpulencia.
El brasileño Gilberto Silva, que llegó al equipo después de ganar el Mundial de Japón y Corea con su selección, juega por delante de la defensa y por detrás de la línea de creación, zona donde destacan el bielorruso Aleksandr Hleb por la derecha y el ex sevillista José Antonio Reyes por la izquierda.
La manija es propiedad de un ex barcelonista, Cesc Fábregas, un jugador que aprovechó la tempestad existente en el club catalán durante el periodo electoral para cambiar de aires, mientras que el sueco
Fredrik Ljunberg jugará a su lado.
Delante, como una boya solitaria, el genial Thierry Henry, la referencia del Arsenal, el hombre en el que tienen depositadas todas las esperanzas los ingleses.
Barcelona: Valdés; Oleguer, Puyol, Márquez, Van Bronckhorst; Edmilson, Deco, Iniesta; Giuly, Ronaldinho y Eto’o.
Arsenal: Lehman; Eboué, Touré, Campbell o Senderos, Ashley Cole; Gilberto Silva; Hleb, Cesc, Ljunberg, Reyes; y Henry.
Arbitro: Terje Hauge (NOR).
Estadio: De Francia, Saint-Denis.