PARÍS.- Nunca hasta ahora la defensa del título de Roland Garros ha tenido un sabor tan especial como la de este año, en la que el español Rafael Nadal tiene ese cometido y en la que el suizo Roger Federer parece decidido, más que nunca, a luchar por el único título del Grand Slam que falta en su palmarés.
Desde que acabó la temporada pasada, en la que ambos ganaron 11 títulos cada uno, Nadal no se ha cansado de repetir que exhibir un desempeño así sería prácticamente imposible en el 2006, porque aunque le falta poco para cumplir 20 años, su cuerpo no debe resentirse ahora que su futuro se atisba increíble.
No obstante, y tras una exhaustiva selección de torneos y recortes en sus explosiones de júbilo (ya no salta tanto al celebrar los puntos para proteger sus pies), el zurdo de Manacor lleva cumplido un buen curso, con títulos en Dubai, Barcelona, Montecarlo y Roma, y lo más importante, tres victorias en finales sobre Federer para minar y destruir la confianza del número uno del mundo, y una sobre todo definitiva obtenida en la capital italiana, salvando dos puntos de partido en la lucha por el título.
Nadal entra en París a lo campeón, con solo tres derrotas este año, contra Arnaud Clement en su regreso a las pistas en las semifinales de Marsella, ante James Blake en la misma ronda de Indian Wells y en el segundo turno de Cayo Vizcaíno ante Carlos Moyá. Su balance es pues, espectacular, y en tierra, inmaculado. Pero se ha curado en salud: "no debería ganar este año", señaló tras el sorteo el viernes.
Es en arcilla donde la confianza del español está a rebosar. Sus 53 victorias consecutivas sobre esta superficie (no pierde desde los cuartos de final de Valencia en abril de año pasado contra el ruso Igor Andreev) le han convertido en un hombre de hierro. París puede, y debe ser rápidamente, el escenario donde rompa ese récord mundial que comparte con el argentino Guillermo Vilas y que éste estableció en octubre de 1977.
No obstante hay varios factores que animan más aún la edición de este año del oficioso campeonato del mundo sobre tierra batida. Pocas veces un número uno del mundo tiene tantas ganas como ahora, y es el caso de Federer, de ganar Roland Garros.
Su objetivo es no pasar por la historia como lo hizo Pete Sampras, que no consiguió levantar jamás la Copa de los Mosqueteros. Federer quiere triunfar a toda costa, sea contra Nadal u otro en la final, pero si es contra el español mucho mejor, y lograr así su cuarto título del Grand Slam consecutivo, lo que se denominaría "Federer Slam" (Wimbledon y Abierto EE.UU. en 2005, Abierto de Australia 2006).
En vez de acudir con arrogancia a las pistas parisinas, el dos veces ganador del premio Laureus lo hace sabiendo que no es el favorito, y ha tenido la humildad de reconocer que incluso se ha fijado en Nadal para mejorar su estilo en tierra, y poder bregar con todos los suramericanos y españoles que le salgan al paso, con la estabilidad y solidez que esta superficie requiere.
Una pregunta resuena en su mente al referirse a Nadal: "¿cómo puedo vencer a este rival?", pero no hay respuesta por el momento, aunque Federer ha calificado de fabuloso la rivalidad que se respira y también ha admitido que su mejor oportunidad de ganar en París la tendrá este año o el próximo. cm-bd
El suizo también ha dejado marcas en lo que va de año. Ganador en Doha, Abierto de Australia, Indian Wells y Cayo Vizcaíno, no ha habido nadie capaz de batirle, excepto Nadal y tres veces.
El monólogo de ambos en el circuito este año parece aburrir como ocurrió en el anterior, y solo aparece roto, y circunstancialmente, por victorias de renombre, como la del español Tommy Robredo en el Masters Series de Hamburgo, la más importante de su carrera, y que le confiere un papel de auténtico favorito para París.
El tenis suramericano acude a Roland Garros con cuatro títulos, los logrados por los argentinos José Acasuso (Viña del Mar) y David Nalbandian (Estoril), el del chileno Nicolás Massu (Costa do Saupie) y el del chileno Luis Horna (México). No es un gran bagaje, pero cuenta en sus filas con jugadores con la experiencia suficiente como para repetir en París, como el argentino Gastón Gaudio, campeón en 2005.
En cuanto a las bajas, es ya segura la del argentino Guillermo Coria, y son duda hasta el último momento el australiano Lleyton Hewitt, lesionado en Hamburgo y el estadounidense Andy Roddick, durante la Copa del Mundo por equipos en Dusseldorf.
Ellas también tienen algo que decir
En el circuito femenino, la belga Justine Henin defenderá el título en un torneo en el que faltará la francesa Mary Pierce, finalista el año pasado y ganadora en el 2000, y las estadounidenses Lindsay Davenport y Serena Williams, y que cuenta con la rusa Nadia Petrova, ganadora de los últimos tres torneos sobre tierra batida que ha disputado, como una de las nuevas fuerzas del tenis femenino.
La suiza Martina Hingis, finalista en 1997 y 1999 en París, y que viene de ganar en Roma su primer título después de su regreso al circuito después de tres años de retirada, es la gran atracción este año, en el que regresa a este torneo, el único del Grand Slam que falta en su historial.