Floyd Landis, favorito en el Tour. (Foto: France Presse) |
BURDEOS.- El Tour de "la anarquía", el de la sucesión de Lance Armstrong, disfrutó en Burdeos de su primera jornada de descanso y reflexión, ya que desde antes de su comienzo las noticias han sido, primero polémicas y luego inesperadas, de manera que no existe pronóstico ni quien se lo ponga, en una carrera abierta y desprovista ya de bazas españolas, ya que Valverde tras la caída en la tercera etapa ve la carrera en su casa.
El primer Tour de la era post Armstrong empezó con la exclusión de los favoritos Basso, Ullrich y Vinokourov, y de algún que otro candidato al podio, como Francisco Mancebo.
A la tercera jornada se marchó con la clavícula rota Alejandro Valverde, y después se pasó por las exhibiciones de McEwen al sprint, con tres victorias, y a la sorprendente contrarreloj de Rennes, donde los favoritos no aparecieron, a excepción del americano Landis.
Los Pirineos están a la vuelta de la esquina y la carrera no se ha perfilado, sino que subirá los primeros puertos con las posibilidades abiertas a muchos corredores. Falta un dominador, y eso puede ser el factor que inyecte emoción a una carrera manejada con brazo de hierro en las últimas siete ediciones.
Se buscan nuevos favoritos, y por derecho la responsabilidad recae en el estadounidense
Floyd Landis, el corredor del Phonak que ahora es segundo en la general a 1 minuto del ucraniano Sergei Honchar, líder tras su demostración, a los 36 años, en la primera cronometrada de la 93 edición.
Junto a Landis figura el grupo de alemanes que ocupan tres plazas en el "top ten", con
Andreas Kloeden, segundo en 2004, como cabeza de serie número uno en ausencia de Ullrich.
El ruso
Denis Menchov, vencedor de la Vuelta a España, ahora décimo, se encuentra a dos minutos. Como otros dará su medida en las montañas pirenaicas.
Por contra, otros de los que habían atraído los focos de atención, como el ucraniano Yaroslav Popovych y los estadounidenses George Hincapie y Levy Leipheimer, este último ganador de la Dauphiné Liberé, ya han demostrado que no merecen el cartel de favoritos.
De la actuación de los españoles hay que extraer la baja de Valverde en el lado negativo, y la victoria de Oscar Freire en la quinta etapa (Caen) como lo más positivo.
Mirando al futuro Carlos Sastre (CSC) será la principal referencia del pelotón nacional, y se encuentra en el puesto 16° a 2.17. Con la montaña por delante no sería extraño que el corredor abulense estuviera pronto entre los diez primeros.
El miércoles llega la montaña, segundo examen para un convulso pelotón que a partir de ahora centrará la atención de toda Francia y de la afición en general una vez que el fútbol con Zidane y sus muchachos ya son historia tras el reciente Mundial. Las etapas del miércoles y jueves harán otra selección de candidatos.
La primera de ellas, entre Cambo les Bains y Pau no tiene final en alto, pero ofrece la subida del Soudet (14,7 kms al 7%) y de la Marie Blanche (9,3 kms al 7,7%), la segunda será la gran etapa pirenaica del Tour con 5 puertos: el Tourmalet, Aspin, Pereysourde, Portillon y Pla de Beret, estos dos últimos en territorio español.
Más tarde llegarán los Alpes, presumiblemente ya con la lista de aspirantes a suceder a Armstrong. En caso de duda, decidirá el Alpe D’Huez, la Toussuire y Morzine, en jornadas de gran dureza.
El primer día de descanso llegó como una bendición para los corredores, que tuvieron tiempo para realizar un ligero entrenamiento de unas tres horas y luego para ver a la familia o dedicarse al paseo o descanso. Un pelotón que vive momentos difíciles en este año de transición, no se sabe hacia donde.
Esta es la tesitura del ciclismo actual, "herido de muerte", tal y como dijo el director del Illes Balears, Eusebio Unzue, la víspera del comienzo. El Tour 2006, además de pasar a la historia por no haberlo ganado Armstrong, será el del "año cero". Es el deseo de la
Grande Boucle, ahora sola ante la pantalla de televisión.