PARÍS.- Se podría pensar que con seis jugadores de la NBA, Francia es automáticamente uno de los grandes favoritos para el Mundial de Básquetbol de Japón, pero las cosas no son tan sencillas, responden los aludidos.
¿No es Tony Parker, el base de los San Antonio, una súperestrella; Boris Diaw la revelación del año con Phoenix Suns; Mickael Pietrus el "showman" de Golden State; Johan Petro un pívot titular de Seattle, donde Mickael Gelabale es la nueva sensación; y Ronny Turiaf el aliado de Kobe Bryant en los Lakers?
¿No es el campeonato estadounidense el mejor del mundo?" Sí, pero no hay que simplificar", contesta Parker, con dos anillos de la NBA en la mano.
"No es el equipo que más jugadores NBA tiene el que gana", explica por su parte Diaw. "Se vio en el Campeonato de Europa (de Belgrado 2005), donde los serbios jugaban con cinco y quedaron rápidamente eliminados, mientras los griegos ganaron sin tener ni uno sólo" en la liga estadounidense, explica Diaw.
"La NBA es una buena liga y permite progresar, pero no es eso lo que hace ganar los partidos", concluye el alero de 24 años.
Parker añade las desventajas de salir a la cancha viniendo de la élite: "En cuanto nos ven (los rivales), ven NBA y no nos hacen ningún regalo", algo que se extiende a los árbitros, según él. "A menudo nos prejuzgan. Es difícil saber por qué. Quizá por nuestro físico espectacular", agrega.
El seleccionador Claude Bergeaud va más allá: "Los jugadores NBA son realemente odiados por algunos árbitros". Y es que la diferencia de reglamentos entre la competición norteamericana y la de la Federación Internacional de Básquet (FIBA), es el origen de muchos problemas, a pesar de que es cuestión de matices invisibles al ojo de un profano.
"El caminar no es apreciado de la misma manera, los contactos tampoco. Y en la NBA no puedes permanecer más de tres segundos en la zona (en defensa), mientras que en los partidos internacionales puedes quedarte lo que quieras", explica Parker. "Lo sabes, pero no lo haces. Es un acto reflejo", apunta Diaw.
Esas mismas excusas son las que Estados Unidos utiliza para justificar sus fracasos en los últimos campeonatos internacionales: el Mundial de Indiana 2002, donde fue sexto, y los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, sólo bronce. La prueba de que una alineación NBA no es sinónimo de victoria.