EMOLTV

Coria: "Es arriesgado arrancar con nuevo técnico en un Grand Slam"

El tenista argentino llegará al US Open con apenas dos semanas de trabajo junto a Horacio de la Peña, pero está enfocado en recuperar su confianza y su tenis para volver a la cima del mundial.

23 de Agosto de 2006 | 12:28 | Patricio Muñoz Ortega, El Mercurio On Line

El futuro inmediato
Si Guillermo Coria fuera al US Open pensando en los puntos que debe defender, se podría decir que va con la soga al cuello. El Mago tiene que revalidar 250 unidades por haber alcanzado los cuartos de final en 2005 (triunfo sobre Massú incluido). Caer en primera ronda podría relegarlo hasta el puesto 70 ATP aproximadamente.

"Está dentro de las posibilidades, pero sinceramente no creo que ocurra", dice De la Peña confiado en que el talento natural de su dirigido le permitirá ganar a lo menos un par de rondas. "Vamos a depender de lo que diga el sorteo, pero me queda la tranquilidad de que Guille también puede ganarle a un grande".

Pase lo que pase en el US Open, la sociedad Coria-De la Peña hará dos viajes más en 2006. El primero para jugar dos torneos sobre arcilla en Europa (Budapest y Palermo) y el último para cerrar el año con la temporada indoor en cuatro certámenes (Viena, Madrid, Paris-Bercy y Basilea) si es que el ranking, a esa altura, se lo permite. (Foto: Mauricio Palma)
SANTIAGO.- Todavía no llega la primavera a Santiago, pero el sol de mediodía del martes pega como si fuera pleno verano. En una de las canchas de cemento del club Providencia, el argentino Guillermo Coria (actual 43° en el ranking ATP) oye atentamente los consejos de Horacio de la Peña, el hombre llamado a sacarlo de su bajón tenístico.

Hacen saques. La faceta del juego más deteriorada en Coria. Y se toman todo el tiempo del mundo para repasar, una y otra vez, cómo hay que lanzar la bola, en qué momento hay que impactarla, cuál es la receta para que el segundo servicio vaya muy rápido, pero seguro, al cuadrado de servicio. Coria escucha y después pone en práctica. Y no falla una. Sonríe, como diciendo, "el tipo tiene el secreto". Del otro lado de la malla está Martín Vasallo Argüello (101º ATP), tenista argentino que ayudado por De la Peña pasó de ilustre desconocido a octavo finalista en la última edición de Roland Garros. Como para confirmar que vale la pena tener lo oídos bien abiertos.

Termina la práctica matinal, penúltima antes de que técnico y jugador se embarquen en su primer viaje juntos. El destino es Nueva York o, si se quiere, el Abierto de Estados Unidos, último Grand Slam del año y primera ocasión para que Coria muestre sus progresos. Tal vez por eso al Mago se le nota el nerviosismo. "Voy al US Open como voy a todos los torneos, a tratar de hacer lo mejor posible. Sé que es muy arriesgado arrancar con nuevo entrenador en un Grand Slam, pero vamos a ir de a poco, mejorando todo lo que se pueda y pensando en el próximo año". De la Peña asiente: "Hemos hablado la importancia de que Guille esté tranquilo. Yo lo único que quiero es que gane un par de partidos, si lo logra él va a ser otro jugador... de lo contrario (se miran y sonríen), seguiremos trabajando con las mismas metas que nos fijamos. Quiero que este año recupere la confianza, que vuelva ser un ganador, para que el próximo vuelva a ser top ten".

La sociedad De la Peña-Coria recién está naciendo. "Cuántos entrenamientos llevamos", pregunta el dirigido. "Nueve días", responde exacto el coach, "vamos a llegar al US Open con dos semanas justas de entrenamiento en el cuerpo".

La siguiente brota espontánea. ¿Se notan los nueve días con De la Peña? Responde Coria: "Creo que se a va a notar cuando vaya a competir. Hasta ahora en los entrenamientos todo va fantástico, cada día me siento más seguro, pero hay que ratificarlo en la competencia y si no estoy listo, seguir trabajando".

Según el técnico, el problema de Coria no es su servicio. "En algún momento Guille tuvo malos resultados, se atrapó con su saque y entró en pánico con esa parte del juego. El puede jugar bárbaro un partido, estar sirviendo como los dioses, pero falla un par seguidos y entra en pánico... Yo lo estoy convenciendo de que su servicio no tiene ningún problema, él tiene que confiar en su juego y las cosas volverán a la normalidad. Además que es muy talentoso, tiene una mano impresionante, el toque de bola es una cosa ridícula, es un fenómeno", resume orgulloso del nuevo fruto que cayó en sus manos.

"Quiero construir una relación más humana"

La historia de Guillermo Coria y Horacio de la Peña no siempre fue tan cordial como es ahora. Aparte de las bromas de rutina, el ex número tres del mundo lo circunscribe todo por ahora al ámbito profesional. "Es espectacular trabajar todo el día con él, nos llevamos muy bien, nos entendemos y cualquier desencuentro hacia atrás quedó en el pasado. No hace ni falta hablar del tema. Si no fuera así no estaría trabajando con él".

Las palabras de Coria tienen que ver con un incidente que protagonizaron en 2001, en Rosario, cuando llegaron a las manos por lo que hoy califican como una tontería. En su momento, Coria explicaría que "por esos días estaban por notificarme el doping positivo, estaba muy nervioso y me la agarré con él, pero de eso no queda nada. Siempre me gustó como técnico, pero estaba ocupado".

De la Peña cree que con el tiempo la relación puede variar. "Recién me está conociendo. A mí me interesa construir una relación mucho más humana. Pero eso llega con el tiempo, cuando él se dé cuenta que uno es mucho más que un entrenador que quiere sacarle el sueldo a fin de mes, que está en cada uno de los detalles, que se preocupa por él", dice el técnico que llevó a Fernando González a bordear los primeros 10 puestos del ranking ATP y que sabe que su fuerte además de enseñar es motivar. "Guille es un jugador muy intuitivo y se pasó mucho tiempo solucionando todos sus problemas en la cancha sobre la base de la intuición y el talento. Cuando vinieron los problemas, perdió toda la confianza. Ahora la idea es que recupere eso, pero que además aprenda, agregar conocimiento a su tenis, explicarle el porqué de muchas cosas".

Coria agradece en silencio, con la vista gacha. Es la hora de almuerzo y el Mago quiere comer. El trabajo intenso le provoca un hambre feroz. De la Peña se excusa, "che, tengo que volar a una reunión". La nota tiene que terminar. El mismo hombre que llegara a la final de Roland Garros hace dos años sonríe como un niño y enfila rumbo al casino, no sin antes responder una última interrogante: "Hasta ahora entrenar en Chile ha sido una experiencia bárbara. La gente se ha portado toda muy amable, lo único malo es que hay más periodistas que en Buenos Aires... y algunos no te dejan comer (risas)... la verdad, toda va 10 puntos".
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?