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SAITAMA.— Estados Unidos no gana un mundial de básquetbol desde 1994. Tendrá que esperar hasta el 2010 para volver a intentarlo.
Con aplomo y una buena dosis de cortinas, Grecia superó el viernes 101-95 a Estados Unidos y avanzó a la final del mundial de Japón. Su rival el domingo será el ganador del duelo entre Argentina y España.
Los griegos festejaron como si hubieran ganado el campeonato. Algunos saltaron a la valla protectora de la cancha y saludaron a las decenas de entusiastas aficionados griegos que cantaban en las gradas.
Al menos un jugador, Dimos Dikoudis, se quitó la camiseta y la agitó sobre la cabeza. Luego se juntaron en la mediacancha, entrelazaron los brazos por encima de los hombros, y comenzaron a saltar y dar vueltas en círculo.
Perder ya es habitual para EE.UU.
Mientras la celebración helénica tomaba forma, los estadounidense enfilaron fuera del tabloncillo con la cabeza gacha y rostro de incredulidad. Aunque, con sus recientes resultados, ya deberían estar acostumbrados a la derrota.
Lo que hace cuatro años era impensable -un revés de una selección estadounidense con estrellas de la NBA- ya se convirtió casi en rutina en los torneos internacionales.
Primero sucedió en el mundial de Indianápolis 2002, cuando Estados Unidos terminó en un humillante sexto lugar. Dos años después se confirmó en los Juegos Olímpicos de Atenas, donde los norteamericanos cayeron en su debut frente a Puerto Rico rumbo a un tercer puesto.
Ahora la medalla de bronce es a lo más que pueden aspirar Carmelo Anthony, LeBron James, Dwayne Wade y compañía, cortesía de unos aguerridos campeones europeos que no descuidaron detalle de su plan de juego.
La receta para vencer a Estados Unidos era clara: jugar defensa en zona, retar a sus tiradores a encestar desde lejos, y atacarlo con cortinas y movimiento sin el balón. Italia lo hizo con cierto éxito en la primera ronda, y Alemania lo intentó en los cuartos de final.
Grecia perfeccionó la fórmula. Estados Unidos falló 19 de 28 triples, su talón de Aquiles en el certamen, y nunca tuvo un disparo fácil hasta los minutos finales del desafío.
Sin embargo, no fue la granítica defensa griega la que los enterró. Fue la ofensiva europea.
Los griegos llegaron a las semifinales con la mejor defensa del torneo, permitiendo apenas 68,3 puntos por partido, pero con el ataque más débil de los cuatro mejores.
Los helénicos aprovecharon los carriles que Estados Unidos le abrió en la pintura, y con 22 tantos de Vasilis Spanoulis, 15 de Mihalis Kakiouzis y 14 de Sofoklis Schortsanitis, pasaron de la barrera de los 100 puntos por primera vez en Japón.
Grecia acertó 8 de 18 desde fuera del arco, además de 23 de 33 en tiros libres. En general, coló el 63% (35-56) de sus intentos, una cifra capaz de hundir a cualquier oponente.
Anthony hizo lo posible por rescatar a los estadounidenses pero se quedó corto. El delantero de los Nuggets de Denver encestó 27 puntos, mientras que Wade coló 19 y James 17. Kirk Hinrich agregó 12, con cuatro triples.
Atenienses celebran en las calles
Un concierto de bocinas recibió el centro de Atenas por la victoria de Grecia ante Estados Unidos.
Apenas finalizó el partido, los habitantes del centro de la ciudad salieron a sus balcones aplaudiendo, mientras otros sacaron a flamear la bandera de Grecia.
Centenares de personas se dirigieron a la plaza central de Omonia, centro tradicional de los festejos deportivos nacionales. "Olé olé", gritaban al tiempo que bailaban los hinchas helenos.
Durante todo el partido, el centro ateniense había quedado desierto, en tanto que los servicios públicos funcionaban a marcha lenta.
Con la clasificación para la final del Mundial, los helenos se aseguraron el mejor resultados de su historia en una cita ecuménica de básquetbol, superando el cuarto puesto de 1998.
El primer ministro griego Costas Caramanlis saludó la victoria "histórica", en un telegrama de felicitación al equipo. "Todos los griegos estamos con ustedes" para la final del domingo, escribió.