NUEVA YORK.- El estadounidense Andre Agassi vio cómo a sus 36 años el cuerpo ya no le aguantaba más, ni siquiera con cuatro inyecciones en cinco días, y después de 21 años como profesional dijo adiós con la derrota deportiva en el campo, pero el triunfo único de respeto y admiración de los tenistas.
Agassi cayó derrotado porque su físico no le dio más de sí para superar al alemán Benjamin Becker, un jugador 11 años más joven, que sin brillo, pero con mayor fuerza, hizo lo justo para acabar con la carrera del "Kid de Las Vegas".
La pista central Arthur Ashe del Centro Nacional de Tenis Billie Jean King fue el escenario de la última batalla de Agassi por darlo todo en el campo y cuando se sentó en la silla a llorar desconsolado por no haber podido responder con su físico al corazón de campeón, el respeto por su figura estaba firmado para siempre.
Luego sólo tuvieron que llegar las muestras de los 23.712 aficionados que le dedicaron una ovación de cinco minutos, más aplausos y vítores cuando se dirigió a ellos y les dijo que sin su apoyo nunca hubiese podido ver cumplido muchos de sus sueños personales.
"El marcador señala que he perdido el partido, pero lo que no puede mostrar es todo lo que he encontrado durante los 21 años de profesional y no ha sido otra cosa que lealtad", expresó Agassi al dirigirse en su despedida a los aficionados.
Pero antes, su último verdugo, un joven estudiante universitario cuya mayor ambición era jugar alguna vez la fase clasificatoria del Abierto, admitió que se sentía como si estuviera viviendo una fantasía.
"Esto parece una película para mí... Andre fue mi ídolo. Es excepcional, un caballero, un honor haber jugado con él. Le deseo todo lo mejor en la vida, y gracias", dijo Becker, mientras Agassi lo escuchaba ahogado en llanto.
Luego Becker reconocería que no le salían más palabras y que vivió emociones encontradas por la felicidad del triunfo y el haber sido el último partido en la carrera de Agassi, al que consideró un "auténtico" modelo en todos los aspectos.
Pero a Agassi le faltaba el momento más decisivo su despedida, la llegada a los vestuarios de los jugadores, y al abrir la puerta encontrarse con el aplauso y la ovación general de todos los tenistas, que lo abrazaron y le desearon la mejor de la suerte en su nueva etapa como profesional.
El suizo Roger Federer, número uno del mundo, que admitió no haber estado para ver el último partido de Agassi por encontrarse en Manhattan, dijo que admiraba todo lo que había logrado como profesional como persona.
"Haber ganado los cuatro títulos de Grand Slam, jugar a través de tres generaciones distintas y conseguir una fundación benéfica con tanto dinero recaudado en sólo ocho o nueve años", es lo que más me impresiona destacó Federer.
Por su parte, tanto Andy Roddick y James Blake, los dos jugadores que están llamados a coger el relevo del puesto dejado por Agassi en el tenis estadounidense, reconocieron que eran conscientes de esa nueva realidad y que estaban listos para aceptarlo, aunque nunca para poder alcanzar a la figura de Agassi.
"Entiendo todas las emociones que se han vivido y de alguna manera se me fue el dilema de sentir la ilusión de enfrentarme a uno mis ídolos, como es Agassi, pero a la vez no ser yo el que le hubieses propinado la última derrota", explicó Roddick. "Ahora ya no pienso que tengo a Andre en la siguiente ronda sino a Becker", agregó.
Roddick, noveno cabeza de serie, fue en la tercera ronda el verdugo del español Fernando Verdasco, quien también definió a Agassi como su ídolo de infancia, tanto a la hora de comprar la ropa deportiva para jugar al tenis como la de imitar en su juego y golpes.
"Vivir la experiencia de la despedida de Agassi será algo que jamás olvidaré por lo emotivo y por todo lo que significa el adiós de un jugador que tanto ha representado para el mundo del tenis", expresó Verdasco.
Mientras, Blake, quinto cabeza de serie y verdugo del español Carlos Moyá, dijo que el haber ganado el partido ante un ex número uno era el mejor homenaje que le podría hacer a Agassi y asimismo cuando recuerde en un futuro la jornada histórica que había vivido.
"Sé que Andre se va a sentir satisfecho de que el tenis estadounidense siga teniendo protagonismo y presencia entre los mejores del mundo", declaró Blake. "Comenzar la nueva etapa con triunfo es ideal para mí", agregó.
Pero fueron los jugadores españoles los con Rafael Nadal, el número dos del mundo, a la cabeza los que dijeron que la figura de Agassi lo había significado todo para el mundo del tenis y era justo que todo el vestuario se lo reconociese de manera pública y se lo ofreciese como el mejor regalo de despedida.