El tenista suizo Roger Federer ganó los dos últimos puntos ante Soderling ayudado por el "ojo de halcón".
EFE
MADRID.- Detesta a su salvador: el número uno del tenis mundial lanzó hoy una nueva andanada contra el "ojo de halcón", pese a que acababa de ser salvado de una posible derrota precisamente gracias a ese sistema.
"Nunca, jamás estaré a favor", dijo el suizo Roger Federer tras su triunfo de 7-6(5) y 7-6(8) sobre el sueco Robin Soderling, en el que el "hawk eye" fue clave para que el número uno ganara un difícil encuentro por los octavos de final del torneo de Madrid, donde mañana se medirá con el estadounidense Robby Ginepri.
Lo que sucedió hoy no había pasado nunca. Fue un poco tonto... pero creo que también divertido.
El "ojo de halcón" fue presentado en marzo en Miami, y los responsables del circuito masculino lo ven como una de las más grandes y atractivas innovaciones de cara al público. La abrumadora mayoría de los tenistas lo apoya, y el público lo ama. Pero Federer, que lo criticó desde el primer momento, sigue detestándolo.
Lo que no quiere decir que no se aproveche de sus beneficios. El suizo solicitó por dos veces consecutivas la ayuda del sistema computarizado que permite ver en una pantalla la marca exacta de una pelota dudosa en la cancha. Fue en los dos puntos más importantes del partido, y en ambas se salió con la suya.
Hubo, además, una situación anterior que también favoreció al suizo. Fue en un set point para Soderling con Federer sirviendo 5-6. El juez de línea dio por válido el servicio del sueco, pero Federer puso en marcha el "ojo de halcón", que demostró que el servicio había sido fuera.
Y poco después llegaría uno de los momentos más increíbles de la temporada, con Federer literalmente salvado para el "hawk eye". Fueron dos puntos idénticos, el primero en 8-8 en el "tie break", el segundo con Federer en ventaja de 9-8. Soderling dominaba al suizo, que corría por el fondo de la cancha devolviendo con esfuerzo los "palazos" del sueco.
Y ambos puntos fueron inicialmente para Soderling, que definió con dos furibundas derechas cruzadas y planas. Federer reclamó ambos puntos, y el "ojo de halcón" le dio la razón en los dos.
De ahí que la afirmación del suizo causara curiosidad: de no ser por el "hawk eye", Federer hubiera perdido el set, y quién sabe si el partido.
Pero el suizo tiene argumentos: "Sin el ’hawk eye’ lo hubiera quebrado en el primer set, porque el fallo que modificaron hubiera permanecido a mi favor. Así que probablemente hubiera ganado el primer set con más facilidad".
Federer admitió de todos modos que la entrada en acción del "hawk eye" determinó "un final enloquecido" y "divertido".
"Lo que sucedió hoy no había pasado nunca. Fue un poco tonto... pero creo que también divertido", afirmó. Eso sí, no le pregunten a Federer si le gusta el "hawk eye", porque, en el fondo, lo odia.