BUENOS AIRES.- El gobierno argentino parece decidido a meterle mano al problema de la violencia en el fútbol y a través del ministro del Interior de Argentina, Aníbal Fernández, prometió una ley que habilite a los jueces para "impedir que los violentos vuelvan a entrar a una cancha".
Además, desde la presidencia sugirieron una reunión de todos los estamentos del fútbol, como se hizo en Inglaterra para combatir a los "hooligans". Pero hasta ahora, no se han dado pasos concretos en esa dirección.
La preocupación del gobierno llegó a un límite este fin de semana cuando se suspendió el clásico entre Racing y Boca, después que el club de Avellaneda ejerció el derecho de admisión e iba a impedir que ingresara la barra brava de Boca.
Sin embargo, un juez que después se supo es plateísta de Boca, hizo lugar a un recurso de amparo de los hinchas afectados y los autorizó a ir al estadio, aunque no a la popular, sino a la platea, y con custodia policial.
El ministro de Seguridad de la provincia, León Arslanian, se enfureció con esa decisión del juez, se negó a prestar seguridad a través de los efectivos policiales y el partido fue suspendido.
Esta situación, sin embargo, no afectó al resto de los encuentros, todos presenciados por las barrabravas, que desplegaron su abundante y conocido repertorio de insultos y amenazas, como la de Newell’s Old Boys de Rosario, que el domingo se cruzará con la de Rosario Central, en el clásico de esa ciudad argentina.
"Fútbol en puntos suspensivos", tituló hoy el diario La Nación y califica al torneo de "provisional, hipotético y potencial" y especula con la posibilidad que se suspenda la próxima fecha, para que los equipos atrasados se pongan al día.
En el diario deportivo Olé calificaron hoy de "despropósito" la situación, que tuvo otros capítulos el fin de semana, y no solamente en primera división y entre futbolistas adultos, sino también a nivel de juveniles.
"Mientras que nosotros parábamos un partido de fútbol hubo otros tres hechos desgraciados, uno de ellos que no trascendió, en divisiones inferiores, donde fueron lastimados muchos chicos por barrabravas. Una verdadera vergüenza", denunció Mario Gallina, miembro del Comité Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede).
El domingo, en el estadio de Argentinos Juniors, un grupo de seguidores del equipo local agredió a un periodista del diario Página/12, que se especializa en el tema de la vinculación de las barras bravas con la política argentina.
Ya son cuatro los partidos suspendidos o inconclusos por el tema de la violencia y nadie sabe con certeza cuándo se van a jugar, de manera que se ha desnaturalizado el calendario original y aparecen las suspicacias.
De las doce fechas jugadas hasta ahora, en la segunda, el 6 de agosto, se suspendió el partido Godoy Cruz-Arsenal a los 17 minutos del primer tiempo por incidentes entre hinchas locales y la policía.
El 10 de septiembre quedó inconcluso en el entretiempo el partido entre Gimnasia y Esgrima la Plata y Boca Juniors, por amenazas al árbitro Daniel Giménez, de parte del presidente de Gimnasia, Juan José Muñoz.
Una semana después, el 16 de septiembre, Colón y Vélez Sársfield se suspendió a los 42 minutos por agresión a uno de los árbitros asistentes. El último epiísodio fue el de este fin de semana con la suspensión de Racing y Boca.
"Confusión total", resume Olé. Ya nadie sabe cuántos puntos pendientes tiene uno, quién es verdaderamente el líder del torneo, cuándo se completarán los partidos y qué pasará en el futuro inmediato.