SAITAMA.- Argentina y Cuba comenzaron la reacción y, en la tercera jornada del Mundial de Voleibol, consiguieron su primera victoria, que aleja los fantasmas de una rápida salida del campeonato, mientras que Brasil cayo ante Francia y demuestra que los campeones del mundo no son infalibles.
Venezuela y Puerto Rico perdieron sus partidos de hoy, nada grave en el caso de los primeros, de momento, y preocupante para los segundos, que tras ganar a Argentina en la jornada inaugural no han vuelto a hacer nada reseñable.
Cuba recordó cómo se juega al voleibol, cómo se defiende y cómo se ataca y el resultado fue la primera victoria, ante Australia por 3-0 (25-15, 25-19 y 25-20).
Pese a los nervios existentes en el equipo, por los malos resultados, y pese a la inexistente defensa que mostró en su partido contra Alemania, la selección cubana se aferró precisamente a su defensa para volver a surgir.
El bloqueo fue fundamental y la piedra angular sobre la que cimentar de nuevo ese juego agresivo y potente que siempre la ha caracterizado. Cuba necesitaba dar un paso atrás para recuperar sus orígenes y contra Australia consiguió su propósito.
Argentina necesitó jugar más con el corazón que con la cabeza para derrotar a China en un partido agónico, que se resolvió en el desempate, en el que tuvo que vencer a sus propios temores y al rival.
Los argentinos parecen enfadados consigo mismos, por no ganar, y eso se deja traslucir en su juego temeroso y taimado, que engrandece sus propios errores y da alas al rival, a las primeras de cambio.
China puso buena voluntad, un aceptable servicio y potentes remates cortos, pero poco más, y eso fue suficiente para poner contra las cuerdas a Argentina, que tuvo que luchar lo indecible para seguir viva en la competición.
"A partir de ahora todo puede cambiar", dijo Marcos Milinkoic, el capitán de los argentinos, ya "liberado" de la presión que parecía oprimir al equipo.
Venezuela cedió el liderato del grupo C a Bulgaria, tras perder su primer partido del Mundial, frente a la selección europea. Y eso que los búlgaros salieron como dormidos al partido y perdieron el primer set.
Esta derrota parcial sirvió como acicate para Bulgaria, que reaccionó y se apuntó las siguientes tres mangas sin demasiados problemas, ante la desesperación de Eliseo Ramos, el técnico cubano de Venezuela, que no consiguió hacer reaccionar a sus jugadores para parar el vendaval de sus rivales.
Puerto Rico no pudo con el entusiasmo de los japoneses y acabó perdiendo ante una selección que en lo técnico parece inferior, pero que suple sus carencias a base de entrega y que tiene un plus en el ánimo que le llega desde las gradas.
El partido fue muy igualado pero a la hora de la verdad, a la hora de decidir, los anfitriones tuvieron esa pizca más de suerte, de convicción, de entusiasmo, o como se quiera denominar.
Con el 1-2 en el marcador, Puerto Rico volvió a desconectarse, al menos temporalmente, y aceptó un 0-6 en contra, que aunque recuperó mediado el set, quizá le pasó factura en el largo y taquicárdico final, que se alargó hasta un 34-36, para delirio de la entregada grada nipona.
Pero el gran partido de la jornada fue el que enfrentó a Francia con Brasil y no sólo porque los campeones del mundo y olímpicos demostraran que también pueden perder, sino por la calidad técnica del voleibol que se pudo ver.
La cuestión es que ahora Brasil ya tiene una reducido margen de maniobra para acceder a las semifinales. En Hirosima, donde disputará la segunda fase del campeonato, no puede permitirse más errores porque sólo lucharán por las medallas los dos primeros clasificados y para esos puestos comienza a haber muchos candidatos.
