En una guerrilla en la que nadie quiere ceder sus derechos, la decisión definitiva sobre el futuro de Universidad de Chile volvió a postergarse. La octava Junta de Acreedores del quebrado club adoptó la moción de postergar hasta el próximo martes la votación en la que se decidirá cuál de las tres propuestas hasta ahora presentadas es la más válida para adjudicarse la administración de la U.
La Universidad puede interpretar esto como un triunfo, pues la junta aceptó la petición de la casa de estudios de no resolver mientras no se conozca su postura defitiva, pero también recibió una suerte de ultimátum por parte de los representantes de las acreencias.
Este escenario viene a ratificar que aún resta bastante camino por recorrer en el tema de la quiebra de la U, que aún ni siquiera ha sido ejecutoriada por la Corte Suprema (por lo menos la Corfuch se desistió del recurso de casación que había interpuesto).
Como los plazos se siguen extendiendo, seguramente sea el síndico José Manuel Edwards quien termine armando y dirigiendo los destinos de la U, por lo menos al inicio del primer semestre 2007.