BUENOS AIRES.- "Estoy muy mal y hoy no pienso en el fútbol", admitió el delantero Ariel Ortega, tras dejar las prácticas del club argentino River Plate, en la ciudad de Mar del Plata y regresar a Buenos Aires para tratarse de su adicción al alcohol.
El ex delantero de la selección argentina, dijo que actualmente "el fútbol está en un segundo plano". Ortega, de 32 años, faltó el lunes al entrenamiento de River en la ciudad turística de Mar del Plata (400 km al sur de la capital), donde el equipo participa de un torneo pentagonal de verano, y al día siguiente regresó a la capital argentina para retomar un tratamiento contra su adicción.
"Quiero calmarme un poco, estar en mi casa, sentirme bien", afirmó el veterano delantero, tras la recaída que lo obligó a abandonar la concentración. No obstante, Ortega descartó las versiones que indicaban que iba a internarse para realizar un tratamiento.
El presidente de River, José María Aguilar, quién hizo público su respaldo al jugador, manifestó el lunes su preocupación por Ortega al reconocer que el jugador atraviesa un "retroceso" en los vaivenes de su enfermedad.
El sábado pasado Ortega anotó de penal en el segundo de los dos goles con los que River venció a Racing por el torneo que reúne a los cinco grandes equipos de Primera División y que se juega en Mar del Plata, entre otras sedes. "Fue una noche soñada", dijo feliz tras el partido y aseguró que "sentirse querido es muy lindo", por el incondicional apoyo que recibió de los hinchas "millonarios", para quienes aún es un ídolo, pese a los altibajos.
Pocas horas antes de una nueva crisis personal en la madrugada del lunes en la que habría llegado a poner en juego su propia vida, según fuentes del club, se veía capaz de luchar por el puesto en el primer equipo de River. "Si me pongo bien, creo que ninguno puede sacarme el puesto", se ilusionaba el domingo pasado cuando descansaba en un balneario cercano a la concentración de su equipo y nada hacía presagiar que se avecinaba un "retroceso" en su proceso de recuperación.
El entrenador Daniel Passarella, una suerte de padre para Ortega, decía tras el partido con Racing que su protegido "está en buen camino y fue determinante en las jugadas de los dos goles". Por eso, la crisis personal del delantero caló hondo en el equipo.
"Aunque acá todos estamos muy tristes, nos pone bien que Ariel se haya decidido a hacer lo que tiene que hacer. Estaremos como siempre a su lado, pero ya escapa a nosotros ayudarlo. Él viene luchando desde hace tiempo y va a salir", resumió a nombre del plantel el volante Víctor Zapata.
Ortega había pedido públicamente ayuda a finales de noviembre pasado para superar la crisis personal que lo aqueja desde hace tiempo, luego de ausentarse sin aviso de los entrenamientos en River. El jugador regresó a mediados del 2006 al plantel "millonario", donde inició su carrera, tras dejar Newell's Old Boys, en el que militaba desde septiembre del 2004, cuando volvió a jugar tras 19 meses de suspensión.
Ortega había sido sancionado luego de que en febrero de 2003 se escapó del Fenerbahce de Turquía, sin cumplir su contrato, después de jugar apenas 11 partidos. En el exterior, donde brilló menos que en Argentina, Ortega tuvo fugaces pasos por el Valencia, Sampdoria y Parma.