DÜSSELDORF.- Alemania logró, en SU primer partido del año, una victoria ante Suiza por 3-1 en la que no tuvo dificultades en ningÚN momento del partido aunque en los minutos finales, con el resultado ya en el bolsillo, dejó demasiada libertad al equipo helvético.
El partido no fue brillante. Los suizos mostraron poco y los alemanes fueron eficaces y letales a la hora de definir pero tampoco hicieron demasiado en un partido en que, pese a la relativa abundancia de goles, las ocasiones fueron más bien escasas.
Alemania -debido a las bajas de Lukas Podolski, por sanción, y de Miroslav Klose, por problemas en un dedo que lo marginaron del partido a última hora- saltó al campo con una delantera inédita, formada por el debutante Mario Gómez y Kevin Kuranyi que regresaba a la selección tras una larga ausencia.
No obstante, eso no representó una desventaja para el equipo local puesto que los dos delanteros dieron muestras de saber que se esperaba de ellos y su trabajo dio frutos concretos.
Ya en el minuto 8, Kuranyi abrió el marcador de cabeza, aprovechando un rebote después de que el meta Benaglio para a medias un remate de Michael Ballack. Y en el minuto 30 fue Mario Gómez el que hizo el segundo, también de cabeza, aprovechando un centro de Clemens Fritz.
El juego ofensivo alemán estuvo dependiendo mucho de lo que hacía por la derecha Fritz, que pareció sentirse bastante cómodo con las libertades ofensivas que le aportaba su nueva posición en el centro del campo.
Por la izquierda, en cambio, fue poca la llegada que tuvo Alemania debido en buena parte a una mala noche de Bastian Schweinsteiger que no dio síntomas de estar superando su mal momento de forma.
En el segundo tiempo, sin embargo, las cosas mejoraron por esa banda gracias en parte a que Kuranyi se recostó hacia ese costado para apoyar a Schweinsteiger y a Philipp Lahm.
El tercer gol alemán se originó precisamente en una falta contra Lahm que Torsten Frings cobró a puerta, cuando todos esperaban un centro, sorprendiendo así a Daniel Benaglio.
Los suizos habían hecho muy poco pero en un descuido de Per Mertesacker, que había tenido una actuación casi impecable, consiguieron el descuento por intermedio de Max Streller.