BUENOS AIRES.- El futbolista argentino Juan Román Riquelme dijo el lunes en Buenos Aires que los problemas que terminaron con su separación del club español Villarreal fueron más responsabilidad de los dirigentes que del entrenador chileno Manuel Pellegrini.
El volante regresó este fin de semana a préstamo a Boca Juniors, desde donde había partido al Barcelona español como paso previo a su consagración en el "submarino amarillo".
"La convivencia con el DT (director técnico) fue normal. Es complicado cuando una persona de 50 años (por Pellegrini) tiene que hacer lo que le piden los dirigentes", dijo Riquelme a la emisora radial La Red.
"Mi relación con el técnico nunca fue buena ni mala. Durante la champions nadie se fijó en mí y ahora metieron excusas", explicó. Sin embargo, le deseó "mucha suerte a Pellegrini (pero) ahora, lo único que quiero es pensar en Boca y no en el Villarreal".
Riquelme, que jugará en el club argentino hasta junio del 2007 a cambio de 1,5 millones de euros, se mostró sonriente y empleó la palabra "feliz" en cada una de las respuestas que dio a la prensa durante la conferencia de prensa en la que fue presentado oficialmente.
"Hoy es uno de los días más felices desde que juego al fútbol (...) si me tocaba venir por tres días iba a venir igual", dijo el talentoso mediocampista de 28 años, tras una introducción del presidente del club, Mauricio Macri.
El jugador, surgido de Argentinos Juniors, dijo estar bien físicamente y que el martes entrenará con sus compañeros con la expectativa de debutar el domingo contra Rosario Central.
A fines del 2006, Riquelme renunció a la selección argentina arguyendo que su madre sufrió con las duras críticas que le hicieron tras la eliminación del equipo nacional en los cuartos de final de Alemania 2006. Pero durante la rueda de prensa dejó la puerta entreabierta para un eventual retorno.
"Mi objetivo ahora es Boca. Más adelante pensaré qué hacer con la selección. Si tengo que volver a pensar en la selección es porque acá me salieron bien las cosas", resaltó el jugador. Luego, partió con una camiseta de Boca que tenía grabado un número 10 debajo de su nombre y con un peluche del Topo Gigio que le regalaron en homenaje a su forma de festejar los goles con las manos detrás de las orejas.