SAN SEBASTIÁN.- El Deportivo prosigue su escalada en la tabla de las últimas semanas tras imponerse, sin brillo alguno, en Anoeta a una Real Sociedad, con Claudio Bravo en el arco y cumpliendo en el pórtico.
El equipo del chileno es cada día más un equipo de segunda división por sus tremendos problemas para convertir en gol la cantidad de jugadas de peligro que genera.
Los donostiarras no lo tenían a priori nada sencillo en este partido porque a esa grave carencia endémica esta temporada se unía que enfrente estaba un Deportivo que es de los conjuntos más serios a nivel defensivo de toda la Liga, lo que se reflejó perfectamente en una primera mitad de constantes amagos sin llegar a dar por parte local.
El equipo gallego venía además a Anoeta con la lección bien aprendida, conocedor de que si era capaz de aguantar el tipo durante los primeros minutos el nerviosismo realista allanaría el camino para su victoria.
El guión se cumplió conforme a lo previsto porque en el minuto 28, tras el desgaste inicial de la Real, llegó el 0-1 en una acción a balón parado que la inocente defensa vasca no supo abortar, y de la que se aprovecharía Arizmendi para rematar, adelantándose a toda la zaga local, y llevar a buen puerto un servicio de Sergio en un tiro libre.
El conjunto de Caparrós se percató enseguida de que los locales eran incapaces de generar ningún peligro serio, estaban rotos moralmente y con una alarmante falta de pegada en los últimos metros para concretar las ocasiones que generaban Savio y Germán Herrera.
El Deportivo, por ello, trató de ampliar su ventaja y estuvo a punto de lograrlo por medio de Taborda y Arizmendi antes de que llegara el descanso. Herrera, a tres minutos para el descanso, ilustró perfectamente los defectos de los realistas este año cuando, con la portería vacía, únicamente tenía que empujar el balón y lo mandó fuera ante la desesperación de los aficionados que no podían creerse tamaña incapacidad para alcanzar el fondo de la red.
La segunda mitad siguió por derroteros similares, con una Real volcada sobre el campo deportivista y con un juego a ratos muy convincente pero también con la sensación de que, aunque estuvieran meses intentándolo, nunca llegarían el gol a la portería de Aouate.
El equipo coruñés, muy práctico y aferrado a la ley del mínimo esfuerzo, se limitó a defenderse con orden y a esperar alguna contra de Arizmendi que le permitiera llegar a los últimos minutos con algún apuro menos de los que tuvo que pasar, sobre todo cuando Savio tenía el balón en las jugadas de estrategia.
Al final del encuentro pitos hacia el palco por parte de la afición donostiarra y la continuidad de Miguel Angel que, tras esta derrota, no está nada clara.
