SANTIAGO.- No tiene la cantidad de seguidores que posee Matías Fernández o Jorge Valdivia; menos aún gana premios como los de Fernando González o Nicolás Massú; sin embargo, Ángela Grisar, jugadora profesional de ráquetbol, actualmente número 4 del mundo y dos veces vicampeona en singles (en los mundiales de Corea 2004 y República Dominicana 2006), posee tantos o más logros deportivos que ellos.
La chilena de 32 años, periodista de profesión, en agosto del 2004 decidió jugarse todas sus cartas en el deporte de sus amores y se embarcó a EE.UU. para disputar el circuito profesional de rácquetbol femenino (WPRO). Bajo la dirección técnica de Pablo Fajre, quien también es su pareja, Grisar en sólo tres años, se transformó en una de las más destacadas exponentes mundiales de la especialidad.
Pronto a iniciarse el Panamericano de Rácquetbol Chile 2007, Grisar sabe que todas las esperanzas de triunfo del país, se encuentran depositadas en ella. Una presión personal con la que está acostumbrada a convivir, pero que será particularmente potente ahora, que viene de titularse campeona del torneo de Miami, luego de derrotar a la número uno del mundo Rhonda Rajsich en semifinales y a la número tres en la final, Kerri Watchtel.
Para Ángela Grisar, el bajo perfil de sus logros está estrictamente ligado a la cultura deportiva del país. "La gente no valora el peso de ser vicecampeona mundial. Cómo nos asumimos malos para el deporte, cuando uno llega a la final de un mundial, se tiende a creer se debió tratar casi de un torneo de barrio".
Asume el favoritismo y pelea contra sus fantasmas
Aunque la chilena está consciente del buen momento por el que pasa, el mejor de toda su carrera, también reconoce que el favoritismo con que llega al torneo podría pasarle la cuenta.
"Los dos últimos torneos me tocó contra la número uno y la cinco del mundo. Ambas son las titulares del equipo estadounidense. Yo me quería enfrentar con ellas para medir en que situación llego al panamericano", reflexiona la jugadora y a la luz de los resultados, su actual momento es óptimo. "Por una parte no puedo llegar mejor pie: gané Miami, soy local, pero también sé que eso me puede jugar en contra, aunque también tengo claridad en que no puedo evitar que la gente quiera que yo gane… no debe ser una presión, sino un apoyo".
"Antes me pasaba que entrenaba a un 100%, pero a la hora de llegar a un torneo me paralizaba, me asustaba con toda la presión y tensión de la competencia", declara Grisar aunque reconoce que desde hace un tiempo la parte sicológica es la que más ha trabajado. "He reforzado mucho el tema mental para poder ir venciendo esos miedos, en especial porque me preocupo mucho del marcador, si voy a ganar o perder".
Para la jugadora nacional todos estos fantasmas se deben a razones específicas. "Hay tres factores claros: soy una persona muy exigente, no me gustan las críticas ni fracasar, me duele mucho cuando salgo derrotada o tengo malos comentarios; las expectativas de la gente, no los quiero defraudar, eso a veces me limita mucho; y sé que los apoyos vienen sólo cuando uno tiene logros"
Cerca del fin de su carrera
El 2 de mayo, Grisar cumplirá 34 años y pese a que se encuentra en el mejor momento de su carrera, la idea del retiro comienza a circular por su cabeza. Es que la vida una jugadora de elite de rácquetbol es completamente distinta a la de otros deportes. Por ejemplo en Miami, por ser campeona sólo recibió un cheque de 2.500 dólares, 30% de ellos queda para las arcas fiscales americanas, por lo cual el monto se reduce más.
"Hace cuatro años que vivo al día, he ido a competir ocupando créditos personales", cuenta la vicecampeona del mundo. Pero también hay un proyecto personal que la tiene analizando dejar la raqueta. "Ya me quiero poner en campaña, hace rato que vengo corriendo el fin de mi carrera y sólo me han frenado los resultados, pero quiero tener familia, no quiero que se me pase el tren".
Al finalizar la conversación y en conocimiento que sería ampliamente difundida como la esperanza chilena para el Panamericano de Rácquetbol, Grisar reflexionó: "En los mundiales siempre me ha ido bastante bien, he sido vicecampeona en singles en los dos últimos y también lo fui en dobles en República Dominicana … pero en los Panamericanos no he tenido buenas experiencias, espero que eso cambie ahora".
Muchos de los triunfos de Ángela Grisar son vagamente conocidos en el país debido a la escasa difusión que posee el rácquetbol en Chile.
La chilena profesional de las comunicaciones, junto a su pareja y entrenador decidió atacar el tema de raíz y creó un canal online de televisión destinado a difundir su deporte. En www.racquetballonline.tv es posible observar torneos profesionales del circuito profesional y por supuesto revisar las principales actuaciones de la chilena.
Grisar, quien no oculta su orgullo por la iniciativa, no descarta una vez retirada seguir involucrada en el ráquetbol a través de la organización y difusión del deporte, lo que podría hacer que su canal se extienda a otros ramas con escasa difusión.
Pablo Fajre, entrenador y pareja de Grisar, es uno de los pilares fundamentales en la número cuatro del mundo. Los largos viajes, sus conflictos sicológicos y la incertidumbre de una profesión que no es para volverse millonario, han sido más llevables, reconoce la jugadora, junto a su pareja-DT.
Lo anterior, no implica que no se produzcan los roces propios de una relación laboral. "Hay veces que terminamos muy enojados en un entrenamiento, pero salimos del gimnasio y ya es otra cosa, el cambio de switch es inmediato", asegura y agrega que "cuando me equivoco con un derecho, por ejemplo, lo miro de reojo y veo su molestia en el rostro, pero sé que eso no influirá en un tema doméstico".
Para la jugadora, la solución pasó por separar el tema profesional del emocional: "Yo tengo un montón de inquietudes fuera del rácquetbol. Si estas todo el día entrenando, te juntas con otras personas vinculadas a esto, pasas las 24 horas pensando en tu carrera y el tema termina por ahogar".