El número 10 del mundo levantó la copa en Miami.
AFP
MIAMI.- Sin perder un set, y un sólo juego con su saque, el serbio Novak Djokovic se coronó campeón del Masters Series de Miami, después de derrotar en la final al argentino Guillermo Cañas, en tres sets, con parciales de 6-3, 6-2 y 6-4, convirtiéndose en el más joven ganador de este torneo.
El número 10 del mundo necesito de 2 horas y 20 minutos para vencer al trasandino que merecidamente llegó a disputar el título, después de haber vencido entre otros, al número 1 del mundo, Roger Federer.
El jugador, de 19 años, subió además al séptimo puesto del ranking mundial y confirmó sus pretensiones de ser uno de los grandes animadores del circuito en esta temporada.
Djokovic ganó el título más importante de su carrera y el segundo de esta temporada, tras llevarse el trofeo en Adelaida.
Cañas se sumó a Alberto Mancini y Guillermo Coria en la lista de argentinos derrotados en la final de Miami.Djokovic, que hace dos semanas cayó en la final de Indian Wells ante el español Rafael Nadal, se tumbó de espaldas sobre el ardiente cemento de Miami, incapaz de contener su felicidad. Luego se abrazó en la red con Cañas, con quien intercambió sinceras sonrisas y amables comentarios. Se quitó su camiseta amarilla, la arrojó a la tribuna y luego entregó también su raqueta.
El día, a pleno sol, leve brisa y con más humedad que en jornadas anteriores, parecía hecho a medida del argentino, que contó con el apoyo de muchos compatriotas en la tribuna del estadio central de Crandon Park, en la paradisíaca isla de Key Biscayne. Pero en el final sería el serbio quién festejaría.
Cañas, suspendido por 15 meses en un polémico caso de doping, regresó al circuito sin ranking en septiembre, pero protagonizó un increíble semestre que lo llevará mañana al puesto 31 de la clasificación tras un mes en el que batió dos veces al suizo Roger Federer, número uno del mundo.
Djokovic se llevó un premio de 533.350 dólares, el doble que Cañas. El serbio comenzó fiel a si mismo, ganando su servicio sin ceder un punto, pero Cañas tuvo una oportunidad dos juegos después que no pudo aprovechar, y que en parte marcó el rumbo del partido.
Con el serbio sirviendo 30-40, el argentino enganchó una derecha aparentemente sencilla. Djokovic se recuperó y se adelantó 2-1 para un par de minutos después quebrar el saque de Cañas -que protestó por un "foot fault" que lo dejó 0-40- con un gran revés paralelo y situarse 3-1 arriba.Un rato más tarde sellaba el 6-3 con un derechazo y tras sólo 32 minutos de juego.
Mientras un grupo de aficionados era silbado al mostrar un cartel que decía "te extrañamos, Roger", Djokovic seguía adelante con su tenis potente, suelto, de impresionante factura técnica, mientras Cañas jugaba probablemente su partido más impreciso del torneo.
Así fue que el serbio volvió a quebrar el servicio de Cañas con una gran derecha paralela desde el fondo. Puño apretado, grito, y 3-2.Y entonces llegó el juego clave del partido, el momento más importante de la final.Cañas había logrado resistir la avalancha ofensiva de Djokovic y contaba con una ventaja para quebrarle el servicio al serbio. Y por unos instantes creyó haberlo hecho, porque una derecha cruzada de su rival fue cantada fuera por el juez de línea.
Pero entró en acción el "hawk eye", que mostró como la pelota había tocado por los pelos -literalmente- la línea. A partir de entonces se jugaron 16 emocionantes minutos en los que Cañas dispuso de otros dos break points, Djokovic se defendió con unñas y dientes y al final se llevó el juego.
Era 4-2, y Cañas había dejado pasar una gran oportunidad.La cosa se agravó para el argentino en el siguiente juego. Evidentemente golpeado por lo sucedido, Cañas entregó en cero su servicio, y un rato después, tras recuperarse de otro break point, Djokovic lograba el 6-2.
Cañas era hoy un jugador muy diferente al que en la noche del viernes aprovechó el más mínimo resquicio para vencer al croata Ivan Ljubicic. Aquella vez fue su rival el que no aprovechó ninguno de los break points de que dispuso, y esta vez fue Cañas: tuvo cinco posibilidades -una en el primer set, cuatro en el segundo-, y todas se le escaparon.
Además, su primer servicio -clave en todo el torneo- no funcionó. El problema para el argentino era doble: sufría para defender su saque y no podía aprovechar las escasas oportunidades de quebrar el de su rival, que demostró por qué es considerado una de las grandes figuras del tenis para el mediano plazo.Y así se llegó al final: tras ocho juegos saque a saque, Djokovic volvió a quebrar el servicio de Cañas. Dos sets a cero y 5-4 arriba: todo indicaba que el título no se le podía escapar.
No se le escapó. Con su enésima derecha paralela implacable Djokovic se llevó el partido, e instaló en su rostro la interminable sonrisa que Cañas soñaba llevar hoy en el suyo.