MADRID.- Un festival de José María Gutiérez 'Guti', suplente de inicio y determinante en el segundo tramo, llevó al Real Madrid a mantener sus opciones serias de aspirar al título de Liga, en cuanto el FC Barcelona consume la más mínima falla.
El Madrid se acuesta a dos puntos del Barça. Todo el vestuario blanco confía en el día 19 en la visita del FC Barcelona al estadio Vicente Calderón. El Atlético puede dar la Liga al Madrid.
El Madrid restó opciones al Sevilla. La Liga es un mano a mano Madrid-Barcelona. Ganó el Madrid al Sevilla con contundencia, con carácter y con una participación decisiva de Guti, autor de dos pases, dos obras de arte, que facilitaron el gol primero a Van Nistelrooy y luego a Robinho.
El golazo de volea de Maresca dejó helado el Bernabéu, tras un buen primer tiempo de fútbol del Madrid que se encontró con un Sevilla aguerrido, peleón, que juega al límite en cada balón.
El máximo exponente de ese ardor es Daniel Alves. Se juega el brasileño en breve un suculento contrato. Y entra con el alma a cada pelota como si fuera la última en su carrera deportiva. El Sevilla es un equipo agresivo, con el sello de Juande Ramos, que ha dado a este club un gen ganador.
El Sevilla puede presumir además de un tipo como Poulsen, un futbolista siempre colocado en el sitio correcto, que rebaña y tapa toda la creación que se asoma por su zona. Sin embargo y a pesar de tener enfrente a un rival serio, de perfil europeo de elite, el Madrid jugó con autoridad. Ha dado un giro de 360 grados a su juego en casa. Más allá del resultado, el Madrid de Fabio Capello fue superior en casta. Lo exhibió por ejemplo en el juego aéreo.
En cada córner de Beckham, tanto Diarra, como Emerson y Sergio Ramos se alzaban con solvencia sobre Aitor Ocio y Escudé o Drago. A los 19 minutos, Palop dejó su tarjeta de visita con una brillante parada a Emerson tras una gran acción ofensiva de Raúl.
Una de las claves del partido fue las dificultades que tuvo Robinho con Alves. Fue un duelo interesante de brasileños, donde Alves se impuso. Pero afortunadamente el Madrid ha encontrado un diamante en Miguel Torres, un chico de casa, correcto, inteligente, que lee bien el juego, y que sabe centrar con la pierna izquierda tras un curso intensivo que tuvo en Valdebebas el pasado verano.
Cuando Torres dobló a Robinho, hubo peligro en el área del Sevilla. En el otro costado, Cicinho no fue el de San Mamés y el Madrid le echó de menos. Puerta le hizo mucho daño.Tras el descanso, de entrada Kanouté derribó a Sergio Ramos dentro del área. El público reclamó con una gran bronca un penal que Pérez Burrul no consideró oportuno pitar a favor del Real Madrid.Beckham tuvo el empate, pero perdonó a Palop a los 56 minutos. Fabio Capello dio un golpe de timón. Quitó a Raúl y a Miguel Torres. Entraron Guti y Helguera. Recompuso tácticamente el equipo. Ramos pasó a la lateral derecho, Cicinho a la izquierda. Cambios revolucionarios.
De inmediato Guti puso un balón de oro a Van Nistelrooy, que pisó por primera vez el área con valentía y mandó el balón a la red. Sumó dos goles, lleva 19, y ya es pichichi.
Juande Ramos también movió ficha. Quiso atacar a Cicincho, adelantando a Alves de interior y sacando al césped a Hinkel en la cobertura en el mismo carril.
A los 77 minutos, el Sevilla tuvo su ocasión. Alves a bocajarro tuvo el gol pero Iker estuvo soberbio. A la jugada siguiente, Guti en otra acción individual genial, mandó una asistencia extraordinaria a Robinho que hizo el 2-1.
Robinho, al celebrarlo, se quitó la camiseta con rabia. Y vio la segunda amarilla. Burrull lo echó a la calle. El partido se calentó, aparecieron tánganas por todos los lados, Aitor Ocio se fue a la ducha con una roja.
Pero el fútbol estuvo de parte del Real Madrid, que siempre creyó en el balón. Van Nistelrooy, en pleno delirio en el Bernabéu, hizo el 3-1 y provocó que el Real Madrid crea más que nunca en la conquista del título de Liga. Chevantón acortó distancias con un gran libre directo.
