El modesto Getafe celebra con todo el tercer gol, el que les daba la clasificación a la final de la Copa del Rey.
EFE
GETAFE.- El Getafe logró hoy una milagrosa clasificación para la final de la Copa del Rey, al derrotar por 4-0 a un Barcelona que pagó cara su prepotencia y tiró la ventaja de 5-2 conseguida en la ida.
El modesto Getafe firmó la página más gloriosa de su historia y una de las mayores sorpresas vividas en España en los últimos años, para sonrojo de un Barcelona que fue humillado por el modesto equipo de Bernd Schuster. El entrenador alemán le dio una gran lección a su colega Frank Rijkaard, en una noche donde la ilusión pudo con la indolencia.
El Barcelona presentó un once inicial de garantías, muy parecido al que ganó el sábado por 2-0 a la Real Sociedad. Sólo faltó el argentino Lionel Messi, el gran protagonista del partido de ida con su famoso gol. Pero, en realidad, el Barcelona se dejó muchas más cosas en casa.
Porque el Gatefe comenzó el encuentro al grito de "es posible", después de una semana en la que sólo se habló de milagro. Así es el estado de ánimo que ha fabricado Schuster para su humilde equipo, que no parece temer a nada ni a nadie.
El Getafe sumó disparos de Daniel Giza y de Vivar Dorado en los primeros cinco minutos, acciones que sonaron a declaración de intenciones. El Barcelona no se dio por aludido, como si pensara que con el peso de la camiseta bastaría para pasar una noche tranquila. Qué equivocado estaba.
El dominio inicial del Barcelona se hizo inútil porque jugó andando y el Getafe se lo comió en la primera parte. Y antes del descanso puso la eliminatoria al rojo vivo al anotar dos goles que provocaron el clamor de su gente, "enchufada" desde el principio con sus gladiadores.
A los 38 minutos, Javier Casquero bajó un balón en la frontal y conectó un tremendo derechazo que entró en la portería azulgrana como un obús. El centrocampista del Getafe atraviesa un momento excepcional y lo demostró con un golazo, marca de la casa.
Y tres minutos después, y en pleno desconcierto barcelonista, llegó el segundo tanto, tras una sucesión descontrolada de rechaces de la defensa visitante que aprovechó Giza para anotar. El estadio getafense se vino abajo al grito de "¡A por ellos!". El Barcelona recibió el descanso con alivio, como el boxeador zarandeado que escucha el golpe de la campana.
Goleada, clasificación y fiesta
El Barcelona pareció conectarse al partido en el comienzo de la segunda parte. El Getafe se tomó un respiro y pasó a actuar con más precaución. Las fuerzas se igualaron, aunque el Getafe volvió a mostrar las garras con un remate de Maris a los 54 minutos que salvó Albert Jorquera, el portero barcelonista.
Con el paso de los minutos, la tensión se hizo casi insoportable, pues la pelota visitó ambas áreas. Era un auténtico partido de Copa del Rey, unas semifinales, con olor a grandeza y a épica.
Rijkaard reaccionó y quitó a un desafortunado Ludovic Giuly, el hipotético sustituto de Messi, para introducir al argentino Javier Saviola. El técnico azulgrana buscaba profundidad y movimiento en ataque, aunque los resultados no fueron notorios.
Y llegó el tercer gol del Getafe, el milagro. A los 70 minutos, Cosmin Contra puso un balón en el área, la defensa del Barcelona volvió a tambalearse y Vivar Dorado marcó con un remate certero. El coliseo madrileño se vino abajo mientras los jugadores barcelonistas se frotaban los ojos.
Y dos minutos después, en pleno delirio local, llegó el cuarto gol, la humillación definitiva del Barcelona. Giza aprovechó un nuevo agjero de la defensa azulgrana para poner el tanto definitivo. Fue merecido, justo castigo para un Barcelona que dejó una imagen patética. El fútbol ofrece noches como ésta, con un Getafe abrazado a la épica.