Jugadores e hinchas celebraron como una verdadera final el triunfo del Madrid ante el Espanyol.
AFP
MADRID.- El Real Madrid exhibió todo un derroche de fe y casta ante el RCD Espanyol, sumó tres puntos de oro en su lucha por el título, con un gol decisivo del argentino Gonzalo Higuaín, el primero en Liga en el estadio Bernabéu, y se acuesta como líder de la Liga española.
El Madrid lo bordó y ya mete presión al FC Barcelona. Le saca un punto. Y le gana en moral e ilusión. El madridismo vibró y se entregó con su equipo. Reaccionó, tras un primer tiempo donde el Espanyol le pintó la cara con tres goles de Pandiani. El Madrid, por los gestos de celebración, con todo el equipo abrazado y unido, y la música de ambiente de final de partido, celebró el triunfo como si ya tuviera la Copa en casa.
De entrada, el Capello más ofensivo se llevó un revolcón. Justo el día que mejor jugaba al fútbol el Madrid, tocando con fluidez y entrando por las bandas con autoridad, llegó el susto. Tres llegadas, tres goles de Pandiani. Mayor rentabilidad imposible para un RCD Espanyol, que con el contragolpe como receta truncaba la esperanza de Capello y su gente.
Un error de Guti en la entrega, propició la contra que inició Rufete y que culminó Pandiani con el 0-1. El Madrid comenzó con buen trato de balón, con el público entregado, pero la rapidez en buscar la banda izquierda del Espanyol fundió al Madrid.
El tercer tanto de Pandiani fue muy protestado en la grada. Se pidió fuera de juego. Fue un primer tiempo extraño. Van Nistelrooy hizo el único gol del Madrid.
Tras el descanso, volantazo de Capello. Cambio de guión y otro acierto sobre la marcha. El italiano no se casa con nadie. No le gustó Guti -héroe ante el Sevilla- y le dejó en la caseta. También se fue Cicinho. Entraron Reyes y Helguera. Se recompuso tácticamente el Madrid. Sergio Ramos pasó a la derecha, Cannavaro compartió con Helguera el centro de la zaga, buscando más agresividad. Pandiani no podía seguir con ese festival. Reyes se echó al costado izquierdo, su sitio natural.
Y de inmediato apareció Raúl en busca de la remontada. Con coraje, corazón y calidad, el capitán del Real Madrid, saliendo y trazando diagonales desde la derecha, asustó al Espanyol en cinco minutos intensos de agobio. Raúl hizo el 2-3 y su equipo se enchufó al partido.
Cada envite del Madrid en esta recta final de la Liga es como la vuelta de una eliminatoria de Champions. Hacía mucho tiempo que el estadio no vibraba como ahora. El Madrid del segundo tramo fue un Madrid de casta. Y eso le llevó al 3-3 de Reyes, que llevó la indignación a Kameni por entender que hubo falta previa de Higuaín.
Reyes, fresco y físicamente bien tenía el partido en su banda. Encarar a Lacruz tras la marcha de Velasco del campo era su misión. Forzó faltas en ese lado, pero el gol de Higuaín llegó por el otro lado. Higuaín, con fortaleza, le hacía falta al Madrid en los metros finales. El esfuerzo de Raúl, de Higuaín y de Van Nistelrooy fue determinante. Al final, triunfo justo y a Capello le salen las cuentas.