PARIS.- El ecuatoriano Nicolás Lapentti, uno de los tenistas más grandes en la historia de su país, encara la recta final de su carrera con una certeza: ya no sufre en la cancha, porque aprendió a disfrutar.
"Disfruto todo muchísimo más que antes", aseguró Lapentti tras avanzar a la segunda ronda del Abierto de Francia, algo que semanas atrás parecía un imposible.
Operado en la primera semana de marzo de una hernia inguinal, Lapentti regresó al circuito jugando el torneo de Hamburgo a mediados de este mes. Y no fue sencillo: "Estaba muy lento, y sentía molestias en la zona de la operación, me dolía".
"Pude entrenar bastante y luego jugué dos partidos en Austria. Pero hoy, si se me alarga mucho un partido, no sé cómo reacciono", confesó el ecuatoriano, que llegó a ser número seis del mundo en noviembre de 1999 y actualmente es 65.
Hoy tuvo suerte, porque su partido fue corto: venció al austríaco Alexander Peya 6-1, 6-4, 2-1 y abandono por un problema digestivo. Mañana le toca el ruso Mikhail Youzhny, 15 del mundo y claramente otro nivel de exigencia. Lapentti sólo batió al ruso una vez en tres partidos, y de aquello pasaron ya cuatro años.
"Es complicado, complicado. Juego intentando ser más agresivo, pero no puedo alargar los partidos como era mi costumbre", admitió Lapentti, entrenado ahora por el uruguayo Enrique Pérez Cassarino.
La operación trastocó todos los planes de Lapentti, que en 2006 recuperó el sitio entre los 100 primeros del mundo que había perdido, y que esperaba sumar puntos en la primera parte de 2007 para seguir avanzando. Casi no pudo jugar, y ahora, más que sumar, tiene que defender los puntos ganados en el segundo semestre de 2006.
Lapentti, que ya enfila hacia los 31 años, fue siempre un tenista de un juego extremadamente físico. El ecuatoriano podía correr durante horas y horas hasta vencer a sus rivales por tenis y agotamiento. Pero ahora no puede hacerlo, ahora su cuerpo le marca los límites.
Consciente de eso, busca acercarse más a la red, pero también tomarse el deporte con cierta filosofía: "Antes a veces entraba a la cancha y sufría. Ahora disfruto muchísimo más. Es lo que te da la experiencia".