Ginóbili lleva al básquetbol al trono de los deportes en Argentina

BUENOS AIRES.- El básquetbol es en Argentina el deporte rey en la primera década del milenio, trono al que lo ha llevado Emanuel "Manu" Ginóbili, el jugador que hace con las manos lo que Diego Maradona hacía con los pies (y alguna vez con los miembros superiores también).

Ginóbili acaba de proclamarse por tercera vez, como jugador clave, campeón de la NBA con los Spurs de San Antonio, con un impulso avasallador que lleva enganchado esta vez a un compatriota suyo, Fabricio Oberto, convertido en el asistente más generoso de las otras estrellas del equipo, Tim Duncan y Tony Parker.

Con un palmarés impresionante, "Manu" ha logrado a los 30 años encabezar el grupo de los mejores deportistas de la historia de su país, en el que comparte honores con "Pelusa", el piloto de automovilismo Juan Manuel Fangio, el púgil Carlos Monzón y el tenista Guillermo Vilas.

Los ecos de la victoria sobre Cleveland (4-0) en la final de la NBA indican que el escolta nacido en Bahía Blanca, cuna del baloncesto argentino, logró en el último capítulo de la serie 27 puntos, incluidos 13 en el cuarto periodo, y 11 en los últimos cinco minutos del partido, y que fue el líder indiscutible y el jugador que decidió el triunfo de los Spurs.

Este resultado permitió a los Spurs conseguir el cuarto título de liga desde 1999 y el tercero en los últimos cinco años para convertirse en la cuarta dinastía de la NBA junto con los Celtics de Boston, Los Angeles Lakers y Bulls de Chicago.

Conocido como "Gino" o "Narigón", Ginóbili no sólo es triple campeón del torneo más importante del mundo, sino subcampeón mundial en Indianápolis 2002 y campeón olímpico en Atenas 2004, y antes de ello ganador de la Euroliga y de la Liga italiana con el Virtus Bolonia en 2002.

Por todo ello, Ginóbili, admirador de Michael Jordan y de Diego Maradona, es el referente del baloncesto latino en el planeta.

A los argentinos les resulta irresistible que un jugador con una apariencia física frágil frente a sus rivales se filtre triunfador entre gigantes morenos -que dan la impresión de ser invencibles- debajo de la canasta, o asista a sus compañeros con picardía callejera en los momentos de mayor voltaje en el juego.

Un doble de "Manu" tras un "slalom" entre sus adversarios, o un triple, tienen un sabor parecido para sus compatriotas al plato fuerte de la historia del deporte argentino servido por el segundo gol de Maradona a los ingleses en México 86, el gol legal de aquella gloriosa jornada.

"La comparación con Diego me hace sentir infinitamente halagado", indicó cuando los propios comentaristas estadounidenses comenzaron a llamarle "el Maradona del baloncesto".

"Debido a mi edad, viví el fenómeno Maradona y sé lo que la gente siente por él. Si yo llego a ser sólo una parte de eso, no me lo puedo creer. Me viene la piel de gallina", dijo al comenzar su cosecha de éxitos mundiales.

"Lo que sí sé es que dentro de cada actuación mía o cada logro hay un montón de gente que se alegra y me encanta. Eso llena mucho a cualquier deportista. Todo esto es muy fuerte. Adoro la idea de que un niño de mi país me vea y se diga a sí mismo que si yo lo he podido lograr él también puede hacerlo", afirmó también.