MADRID.- Alrededor de 150 controles antidopaje serán realizados en el Tour de Francia, así como 400 pruebas sanguíneas por sorpresa, según el programa establecido por la Unión Ciclista Internacional (UCI), la organización de la prueba (ASO) y la Agencia Francesa Antidopaje (AFLD) con el fin de aplicar la tolerancia cero contra el dopaje.
Los corredores llegan a partir de hoy con la cartilla leída: todo aquel que no firme el compromiso antidopaje no podrá participar, por lo que el factor sorpresa se mantendrá hasta pocas horas antes de que se tome la salida, prevista para el sábado.
Como es habitual desde 1999, los 189 corredores del pelotón se someterán mañana a las pruebas sanguíneas. No se trata de un control antidopaje, ya que una prueba de estas no puede dar un resultado positivo, pero sí puede desvelar valores hematológicos anormales que levantarían la sospecha.
Por ejemplo, si una serie de valores, como el hematocrito, hemoglobina, reticulocitos, etcétera, supera el límite permitido, se podría prohibir la salida a un corredor.
Una vez superadas las primeras pruebas sanguíneas se realizarán series de análisis durante las tres semanas de carrera, cada vez entre 25 y 50 corredores, elegidos al azar o en función de los resultados de sangre precedentes. En total se harán unos 400 análisis.
Al final de cada etapa se suelen hacer de 4 a 6 controles: al vencedor de la etapa, al maillot amarillo y 2 corredores por sorteo. Algunos otros pueden pasar control si son sospechosos o han arrojado parámetros anormales en las pruebas sanguíneas. Los líderes de las clasificaciones complementarias deben pasar control al menos una vez antes del final del Tour.
La UCI lleva la responsabilidad en los controles y es el propietario de las muestras obtenidas. Dicho organismo actúa en consonancia con ASO, que es la encargada de la logística, como el transporte de las muestras, subcontratada por primera vez a una empresa privada y de la financiación, en este caso 110.000 euros por la totalidad de los análisis.
Los organizadores tienen un acuerdo con la AFLD para realizar los análisis en el laboratorio de Châtenay-Malabry. Dos inspectores de la UCI componen el equipo de la propia AFLD.
En caso de control positivo la UCI tiene la competencia para adoptar sanciones desde la entrada en vigor, a finales de 2006, de la nueva ley francesa que descarga a la AFLD de toda competencia en el marco de las competiciones internacionales organizadas sobre suelo francés.