STUTTGART.- El jamaicano Asafa Powell se deshizo de la pesadilla del Mundial de atletismo con un sprint de otro planeta, que deja hoy planteada una pregunta: ¿hasta dónde puede llegar?
"Puedo hacerlo incluso en 9,68", aseguró el plusmarquista mundial poco después de batir el domingo en Rieti su propio récord de los 100 metros lisos con una marca de 9,74 segundos.
El jamaicano dio incluso la sensación de frenarse en los últimos metros de la recta en el estadio Raul Guidobaldi de Rieti. Cuando Powell puso el turbo, pareció como si sus rivales -el jamaicano Michael Frater (10,03) y el noruego Saidy Ndure (10,10)- ni siquiera avanzaran.
"La carrera fue bien relajada. Mi intención fue concentrarme en la final", aseguró el velocista, que batió el récord en una serie previa de la reunión con viento a favor de 1,7 metros por segundo. Batir un récord en unas semifinales es una rareza en el atletismo, pero que un corredor baje dos veces de 9,80 en apenas dos horas, es toda una novedad.
En la final, Powell corrió con viento nulo en 9,78, apenas una centésima por encima de su anterior récord, 9,77, que corrió por primera vez -luego lo repitió otras dos veces- el 14 de junio de 2005 en Atenas.
El profesor de matemáticas holandés John Einmahl, de la Universidad de Tilburg, calculó en un estudio de valores extremos que el récord del mundo de los 100 metros podría mejorarse aún hasta los 9,29 segundos.
Hace dos semanas, en Osaka, el jamaicano, de 24 años, salió del estadio Nagai como el gran derrotado, tras terminar sólo tercero en la final del hectómetro, un nuevo fracaso en una gran cita internacional.
"Hice muchos fallos y los he corregido. Ahora demostré al mundo que Asafa Powell está de vuelta. Corrí como debería haberlo hecho en Osaka", aseguró.
Sin embargo, el récord llegó en Rieti, en un meeting menor, sin la presión de todas las miradas del mundo sobre la pista. El jamaicano falló siempre en Mundiales y Juegos Olímpicos, donde la potencia de sus piernas pudo menos que la debilidad de su mente. En Japón, el estadounidense Tyson Gay, un especialista de 200 metros reconvertido, se impuso al recordman mundial en el gran duelo de la final, en la que también se coló por delante el bahameño Derrick Atkins.
La pasada semana, los organizadores de Zúrich se negaron a pagar los 100.000 dólares que exigía Powell, mientras que Gay renunció por "cansancio". En Bruselas, los dos sprinters están contratados, pero el jefe de la reunión, Wilfried Meert, admitió que aún no sabe "si ambos están en la misma carrera".
El manager de Powell, Paul Doyle, tiene claro que la revancha con Gay, seguramente, tendrá que esperar: "No creo que esté muy motivado para enfrentarse a Asafa, sobre todo ahora".