El tenista chileno se mostró emocionado.
Patricio MuñozTEL AVIV.- Hace varios días la preocupación del cuerpo técnico chileno en Israel era no sobre entrenar a Nicolás Massú, pese a la intensidad con que se ha trabajado día a día cada jornada.
Por eso, cuando al capitán Hans Gildemeister le propusieron la chance de ir a conocer Jerusalén, hoy por la tarde, el capitán aceptó gustoso.
Tras un entrenamiento matinal de dos horas, la delegación chilena, compuesta por jugadores, cuerpo técnico y los padres de Massú, recorrieron en bus los 60 kilómetros que separan Herzilia de Jerusalén.
Una vez allí, el grupo recorrió las estrechas calles de la Ciudad Vieja, como se le conoce al barrio bíblico o más antiguo de la ciudad.
Especial impacto provocaron en los viajeros el Muro de los Lamentos y el Santo Sepulcro.
Tras arrodillarse ante el lugar donde el cuerpo de Jesucristo fue lavado y sepultado, Massú comentó a Emol que "es impactante poder visitar un lugar donde sucedieron cosas tan importantes para la historia. Es una ocasión única para nosotros, ya que vivimos tan lejos y tampoco hay torneos cerca de aquí".
Pero el lugar más conmovedor para el tenista viñamarino fue el Muro de los Lamentos. "Puedes ver a gente profundamente religiosa que vive la vida de una manera súper particular y aunque lo compartas o no sigue siendo impresionante", afirmó.
Consultado por sus diversas raíces familiares (su padre es árabe y su madre judía), Massú respondió que "ese es un tema difícil de responder para mí porque aún no he decidido lo que quiero ser. Creo en Dios", dejando ver que por ahora el tema de la religión es más bien lejano.
Para Gildemeister, en un lugar como el Santo Sepulcro no se piden cosas triviales como un resultado deportivo, sino más bien por cosas como "la salud de los familiares, la paz en el mundo y hasta por la tranquilidad de la familia del carabinero muerto el 11 de septiembre".