BUENOS AIRES.- River Plate, séptimo en la liga argentina y en desventaja ante el brasileño Botafogo en los octavos de final de la Copa Sudamericana, ha profundizado su crisis que deja al entrenador Daniel Passarella con escasas posibilidades de continuidad en su cargo.
Es improbable que al técnico lo destituyan, pero él mismo puso límites a su situación cuando en mayo pasado anunció que si el equipo no obtiene un título en uno de los dos torneos dimitirá pese a que su contrato con el club finaliza en 2009.
Su equipo hace cuatro meses que no gana fuera de casa y en su última salida, el domingo pasado, fue vapuleado por el modesto Tigre, que ganó con autoridad por 4-1 y le ha dejado a siete puntos de distancia del líder, Independiente de Avellaneda.
Y no son sólo los resultados los que agobian al técnico, sino también los abucheos e insultos de la afición riverplatense, el creciente malestar en la plantilla por sus decisiones y la baja de futbolistas importantes.
En este caso, el golpe más duro para el equipo ha sido la lesión que el domingo sufrió el punta chileno Alexis Sánchez, convertido en poco tiempo en la máxima esperanza de River, al que operarían esta semana por la rotura del ligamento lateral externo de su tobillo izquierdo.
"Tenemos mala suerte,” dijo Passarella al referirse a la lesión del chileno. Por otra parte, no podrá contar el próximo domingo, ante Rosario Central, con el delantero Ariel Ortega y el medio René Lima, expulsados. Tampoco con el centrocampista de contención Oscar Ahumada, suspendido por acumulación de amonestaciones.
En cuanto a la mala relación del público con Passarella, la situación parece no tener retorno por el voltaje de las críticas y recriminaciones que sólo se atenuan cuando el equipo gana, lo cual ha sucedido sólo cuatro veces en diez partidos del torneo Apertura.
"Parece mentira,” dicen los antiguos socios del club, que recuerdan al Passarella futbolista como uno de los máximos ídolos de River Plate en los años setenta.
Esta semana los jugadores dejaron trascender que no estaban de acuerdo con el técnico cuando éste dispuso el domingo la titularidad del portero Juan Pablo Carrizo en lugar de Juan Ojeda, figura en el primer tramo de la Liga.
Carrizo había sido traspasado al Lazio italiano a mediados de año y, al no poder incorporarlo a sus filas por problemas en su documentación, lo cedió a River por seis meses. Cuando el futbolista regresó al club en agosto último, Ojeda era el jugador de mejor rendimiento en el equipo.
El corolario de este episodio es que los futbolistas no tienen la seguridad de ser titulares, por más que rindan. El domingo, ante Tigre, varios de ellos carecieron de actitud y carácter para afrontar una contingencia futbolísticamente adversa.
En los octavos de final de la Copa Sudamericana River Plate perdió la semana pasada ante el Botafogo brasileño por 1-0 en Río de Janeiro y el jueves está obligado a ganar en el encuentro de vuelta, sin Alexis Sánchez en sus filas, para continuar en carrera.
River Plate ha completado seis torneos sin títulos en tiempos en que su máximo rival, Boca Juniors, no para de acumular trofeos. Y hace diez temporadas que no logra ganar una competición internacional.
La situación de Passarella, que fue delicada durante todo el año 2006, se ha complicado aún más. Desde ahora en adelante, River no tiene margen alguno para el error.