Martina Hingis se tapa la cara de vergüenza.
EFEMADRID.- ¿Qué le pasa al tenis? La pregunta es legítima, y se la hacen millones de aficionados al deporte en el mundo.
Tras semanas de debate por el escándalo de las apuestas ilegales, la noticia del positivo de cocaína de Martina Hingis sacudió la semana pasada al ex deporte blanco, que ahora discute el supuesto envenenamiento de un jugador durante la semifinal de la Copa Davis.
Francesco Ricci Bitti, el italiano que preside la Federación Internacional de Tenis (ITF), sonreía cansado esta semana en Madrid, dónde prefirió no emitir palabra acerca del caso del alemán Tommy Haas, al que según un compañero de equipo alguien habría intoxicado en Moscú durante la derrota de Alemania 3-2 por las semifinales de la Davis ante Rusia.
"Francesco no está precisamente feliz, porque todo lo que está sucediendo no es bueno para nuestro deporte", dijo un consejero cercano a Ricci Bitti.
Y mientras el italiano y los miembros del comité ejecutivo reunidos en Madrid dedicaban sus diez horas de reunión a cuestiones técnicas del deporte, el último caso en el goteo de denuncias acerca de apuestas salía a la luz.
Un caso menor, inocente, si se quiere, pero que demuestra lo improbable que es controlar las apuestas en Internet, empresa en la que la ITF, la ATP y la WTA dicen estar dispuestos a invertir mucho tiempo y dinero.
Alessio Di Mauro, un italiano de 30 años que jamás ganó un torneo y que nunca fue más allá del puesto 68 en el ranking mundial, apuesta. Apuesta en el deporte en general, y a veces incluso en el tenis, cuyas interioridades conoce, por razones obvias, como pocos en el planeta.
Son "apuestas pequeñas", dijo a "La Gazzetta dello Sport" el entrenador de Di Mauro, Fabio Rizzo. "Cometimos un error, pero nunca hemos engañado a nadie", añadió.
No es Di Mauro precisamente el problema de un deporte que organiza su Masters de fin de año y ve como diez jugadores ubicados entre el noveno y el décimo noveno puesto del ranking mundial dicen "no" a la posibilidad de viajar como suplentes a Shanghai. Un Masters con el argentino Juan Chela, vigésimo de la clasificación, como segundo sustituto, y que por el mero hecho de estar allí ya se asegura 50.000 euros (casi 75.000 dólares).