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El "tetra" de Colo Colo: de la duda a la eficacia avasalladora

Comenzó con altibajos y con un plantel que no llamaba a hacerse ilusiones con el título. Pero la cohesión como equipo fue fundamental para que el cuadro albo terminara bajando la cuarta estrella consecutiva.

24 de Diciembre de 2007 | 08:15 | Felipe Gálvez, El Mercurio Online
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Tetracampeones, le gritan a sus hinchas los jugadores albos.

Juan Eduardo López

SANTIAGO.- Minutos después de obtener el tetracampeonato, y con la calma e ironía que lo caracteriza, Arturo Sanhueza graficó de la mejor manera lo que fue este semestre para los albos: "Siempre dije que Colo Colo se guardó durante la primera parte del Clausura, para soltarse ahora en los playoffs".


La frase suena tan categórica como real. Colo Colo no se jugaba nada durante la fase previa, por lo que avanzó a un ritmo distinto al de los equipos que buscaban un cupo a la Copa Libertadores. Eso explicaba, decían los jugadores, el irregular nivel mostrado por los albos durante las 20 fechas iniciales.


Y en la instancia decisiva, sí apareció el elenco avasallador de los tres títulos anteriores. Un rendimiento de 83% en seis partidos jugados. Cinco victorias, un empate, cero derrotas. Trece goles a favor y apenas uno en contra. Números impecables para adornar el cuarto título consecutivo.


Sin embargo, el mismo Sanhueza complementó su cita con palabras reveladoras de otra verdad: "Ésa era la excusa para tapar lo mal que estábamos jugando", dijo.


Ironía o no, la "excusa" refleja algo que no se puede olvidar. Colo Colo nunca fue favorito para repetir como campeón. No lo fue para la prensa especializada ni para gran parte de los hinchas albos, que dudaban de las reales posibilidades de un equipo sin las figuras clave de las copas anteriores.


Colo Colo versión Clausura 2007 no mostraba a un jugador como el Jorge Valdivia del Apertura 2006, como el Matías Fernández del Clausura 2006 o como Humberto Suazo del Apertura 2007. Y de los refuerzos que llegaron, ninguno emergía a la altura de un equipo que quería hacer historia.


Durante todo el torneo (sin considerar los playoffs) hubo entre los hinchas más dudas que certezas. Primero por la rotación de arqueros. Cristián Muñoz, a la postre el titular, vio atajar varias veces al joven Rainer Wirth. El ex Universidad Católica, pese a tener menor experiencia, salvó a los albos de dos derrotas consecutivas cuando atajó un penal sobre la hora en el 2-2 contra Universidad de Concepción. En la quinta fecha, el equipo no parecía para campeonar.


La última línea sufrió con las lesiones del capitán David Henríquez y Miguel Riffo. Luis Mena y Jorge Carrasco estuvieron entre quienes más jugaron, aunque éste último sin convencer del todo en el puesto de stopper.


En el mediocampo Rodrigo Meléndez y Arturo Sanhueza fueron inamovibles. Pero la rodilla de "Kalule" también causó dolores de cabeza que sólo Moisés Villarroel, un histórico, pudo subsanar. El refuerzo José Luis Cabión casi no figuró.


Tampoco Roberto Cereceda. El ex Audax Italiano parecía fijo para adueñarse del lugar dejado por José Luis Jerez por la izquierda, pero al final el puesto lo tomó Gonzalo Jara. Los hinchas reprobaban al 23, tal como le bajaron el dedo varias veces a Eduardo Rubio, quien vagó durante mucho tiempo entre la desconfianza y su imprecisión como punta.


Para qué hablar de Claudio Bieler. El argentino nunca gozó del beneplácito de la hinchada y menos de parte de la prensa que lo comparó de inmediato con el recordado Adrián "Carucha" Fernández.


Eso, sumado a las lesiones que marginaban a Giovanni Hernández y a la irregularidad de Gonzalo Fierro, hacía que la tribuna, alentada por columnas y opiniones críticas, dudara de lo dicho por Sanhueza. ¿Realmente era un equipo que se estaba guardando o es que esta vez no podría "renovarse en el éxito"?


El verdadero mérito


Terminada la fase regular Colo Colo aparecía bajo Audax y la Universidad de Chile a la hora de nombrar los preferidos para pelear el título. Sólo por su historia y por ser el actual tricampeón, el Cacique asomaba como rival a considerar.


Pero los números quedan rápido en el pasado y acá lo que preocupaba a los hinchas era no ver la solidez de años anteriores. Colo Colo sólo le ganó a Universidad Católica, entre los grandes, y además fue goleado por Audax (4-1) en el Monumental, una derrota que será difícil de olvidar.


La virtud de los albos, entonces, fue aparecer en el momento indicado. Y aparecer con fuerza, cumpliendo la palabra empeñada por Sanhueza. Iniciar los playoffs con un 5-0 de visita ante uno de los equipos que en el papel era de los fuertes como O’Higgins, fue una sorpresa para muchos, incluidos, otra vez, los hinchas.


Tras ello, vino la prueba de fuego, jugar ante el clásico rival. Y ahí verdaderamente Colo Colo se vistió de candidato. Las inapelables victorias ante la U en el Monumental y Nacional, tiñeron todo de otro aire, que borró las irregulares huellas de los meses pasados.


Pero hay otro mérito. Este Colo Colo, el más avasallador de todos los que sumaron para el tetracampeonato, fue más equipo que individualidades. Madurez, jerarquía o experiencia, llámelo como quiera, pero bien distribuida en un plantel rico en cuanto a nombres, pero más como conjunto que como uno a uno.


Acá no hubo una figura destellante, en quien descanse la mayor parte de la corona. Más bien se vio una columna vertebral sólida (Muñoz, Riffo, Sanhueza, Hernández, Fierro) muy bien apoyada por extremidades que fueron fundamentales cuando tuvieron que serlo (Mena, Meléndez, Cereceda, Rubio, Biscayzacú).


Eso explica que un equipo desequilibrado hace cinco meses, sea recordado desde hoy como el plantel desequilibrante que completó la historia de cuatro títulos en línea. Sanhueza tenía razón.

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