BARCELONA.- Nadie lo confirmará, pero dio la impresión de que Frank Rijkaard le quiso dar la última oportunidad a Ronaldinho. Decidió ponerlo en el escaparate en el partido soñado, en el gran clásico, pero fracasó, fracasó el astro caído, el entrenador y hasta el equipo, en lo que se adivina como el principio de un final de ciclo.
Los mensajes emitidos por Rijkaard en los días previos al partido situaban a Ronaldinho en el banco. El equipo se había acostumbrado a jugar mejor y a ganar sin el brasileño, pero Rijkaard se encontró ante una tesitura complicada.
¿Debía dejar al brasileño en el banquillo? ¿Y si su equipo ganaba ante el Real Madrid, significaría entonces que Ronaldinho es un jugador prescindible? La respuesta de cada una de estas preguntas habrían llevado a Rijkaard a un callejón sin salida.
Eligió el entrenador del Barça el recurso fácil. Alinear a Ronaldinho y también a Deco en el clásico. Da igual si el equipo había funcionado mejor con Gudjohnsen, con Giovani o con Bojan. Es verdad que la baja de Messi trastocó todos sus planes, pero la decisión valiente hubiera sido dejar a Ronaldinho y a Deco de inicio en el banco.
Pero no lo hizo. Podría estar buscando Rijkaard argumentos para el futuro. Ahora sabe que pocos en Barcelona, después del rendimiento ofrecido por Ronaldinho anoche, cuestionarían que el brasileño ya no juegue habitualmente de inicio.
Ronaldinho ejemplifica el estado del Barça. Cierto que en el momento culminante de la temporada, su jugador más en forma: Leo Messi, es baja por lesión, pero no es menos que el equipo anda necesitado de revulsivos que superen el carácter acomodaticio de un equipo que se había acostumbrado a ganar en los últimos años.
Ante el Real Madrid, volvió a brillar la defensa, línea en la que se ha sustentado el equipo en este inicio de temporada, pero sucumbió la creación. Únicamente Iniesta fue el jugador con desborde capaz de generan opciones ante la meta de Casillas, sólo apoyado por los diez minutos finales del joven Bojan Krkic.
A siete puntos del liderato, con toda la segunda vuelta por jugarse y un complicado calendario como visitante (deben jugar en el Sánchez Pizjuan, el Calderón y el Bernabeu), Rijkaard debe replantearse el modelo.
El holandés y su equipo han vivido estos primeros meses del año en una burbuja creada artificialmente por el acierto individual de sus estrellas. Donde no llegaba el fútbol colectivo, lo hacía el carácter desequilibrante de sus 'cracks', pero curiosamente el Madrid, un equipo con tantos 'cracks' y con el mismo déficit de fútbol colectivo que el barcelonista, le ha quitado la máscara al equipo de Rijkaard.
Llegan días de decisiones complicadas para el entrenador barcelonista. Debe reflexionar sobre el papel de futuro de Ronaldinho en el equipo y si su equipo, para crecer como tal, necesita que el brasileño cada vez participe menos.
En todo caso Rijkaard, siendo el responsable último del equipo, no es el único que debe tomar decisiones trascendentes. En la misma situación se encuentra el presidente del club, Joan Laporta, quien a pesar de anunciar a bombo y platillo que se iban a tomar medidas drásticas para acabar con la "autocomplacencia" de la plantilla, la misma que, según dijo, impidió al Barça reeditar el año pasado el título de Liga, todavía no ha actuado.
A pesar de que entonces (junio pasado) prometió la aplicación rigurosa del código interno de disciplina de la entidad y exigió a los jugadores un mayor grado de compromiso con el club, de puertas hacia afuera nada ha cambiado.
En septiembre pasado, el rotativo 'La Vanguardia' desveló que Ronaldinho había salido de noche 48 horas antes del partido ante Osasuna, una falta recogida en el código disciplinario del club que no fue castigada.
En las últimas semanas Rijkaard tuvo que advertir en público a su estrella en dos ocasiones por su falta de intensidad en los entrenamientos, pero el 'castigo' aplicado fue la titularidad ante el Real Madrid.
Se adivinan tiempos difíciles en el Camp Nou, momentos de decisiones trascendentes que marcarán el futuro inmediato en un irremediable cambio de ciclo.