El entrenador Scott Skiles se despidió de los Bulls.
EFE
CHICAGO.- El mal comienzo de temporada ya pasó la primera factura dentro de la organización de los Chicago Bulls con el despido del entrenador Scott Skiles, que no fue capaz de recuperar ni la motivación ni el rendimiento de los jugadores.
Los deportistas fueron los primeros que no se sorprendieron por la decisión que había tomado la dirección del equipo antes que llegase la celebración de la Nochebuena. "Estaba claro que algo tenía que suceder", comentó el alero sudanés Luol Deng. "No es el momento de acusar a nadie, simplemente no estábamos en la misma línea de acción", agregó.
La marca de 9-16 no deja ninguna duda del mal momento de juego por el que atraviesan los Bulls, que han perdido tres de los últimos cuatro partidos y el pasado sábado ya no recibieron el apoyo de sus aficionados, sino todo lo contrario, los abuchearon cuando perdieron por 116-98 frente a los Houston Rockets.
Los Bulls, que habían llegado a la fase final en las últimas tres temporadas y la pasada fueron la gran revelación para estar en la segunda ronda, perdieron 10 de los primeros 12 partidos y nunca han sido capaces de reaccionar.
"No puedo decir que ahora mismo tenga una solución a largo plazo", declaró el gerente general de los Bulls, John Paxson. "Estoy disconforme con la manera como jugamos, competimos y la falta de energía que veo en los profesionales cuando están en el campo", añadió.
Paxson no quiso dar a conocer de inmediato quién iba a ser el sustituto de Skiles, pero todo parece indicar que el puesto lo ocupara de manera interina Pete Myers o Jim Boylan, los dos asistentes que están con el equipo.
De momento, quien dirigirá el partido del próximo miércoles contra los San Antonio Spurs será Boylan, un hombre de confianza de Skiles.
Los Bulls ya han pasado por una experiencia similar a la presente cuando en la temporada del 2004-05 la comenzaron con marca de 4-15 y al final lograron 47 triunfos y su primera vuelta a la fase final desde la era del legendario Michael Jordan.
Ahora la presión va a estar sobre los jugadores, pero también sobre el propio Paxson, que ha sido el responsable de reconstruir al equipo con el fichaje del pívot Ben Wallace, que no ha rendido lo que se esperaba ni tampoco el segundo año Tyrus Thomas, que llegó como la gran esperanza.
Wallace firmó un contrato por cuatro años y 60 millones de dólares, mucho más de lo que le ofrecieron los Detroit Pistons, su anterior equipo, y hasta el momento no le ha compensado para nada el dinero que gana.
Tampoco Thomas, que llegó a los Bulls después de cambiar sus derechos con los Portland Trail Blazers por LaMarcus Aldridge, está dejando bien a Paxson.
Además los rumores al comienzo de temporada de la posible llegada de Kobe Bryant al equipo, no cayó nada bien dentro de los jugadores titulares de los Bulls y ahí se creo otro elemento de desmotivación que está pasando factura en el rendimiento del equipo.
Skiles, que en el 2005 estuvo a punto de dejar el equipo, después de hablar con su dueño, Jerry Reinsdorf, renovó el contrato por cuatro años más y 16,5 millones de dólares.