MELBOURNE.- La rusa Dinara Safina tiene claro que no es la favorita para ganar mañana su primer título del Grand Slam ante la estadounidense Serena Williams en la final del Abierto de Australia, pero el recuerdo de su hermano Marat le estimula, casi tanto como el saber que la ganadora será la nueva número uno del mundo.
Safina ha sufrido algunas decepciones en su carrera. El año pasado perdió la final de Roland Garros ante la serbia Ana Ivanovic y se tuvo que conformar con la medalla de plata de los JJ.OO. de Pekín ante su compatriota Elena Dementieva.
Australia es en parte el paraíso de la redención de los Safin, donde Marat ganó el segundo de sus Grand Slams en 2005 contra el australiano Lleyton Hewitt, que Safina no pudo ver en directo porque se encontraba en el aeropuerto de Niza, ni tampoco el primero en el Abierto de EE.UU. contra Pete Sampras en el 2000.
No obstante si supo que su hermano no estuvo demasiado bien con ella en la conferencia de prensa del 2005 cuando dijo que ella debería crecer como tenista.
"Fue un poco rudo cuando dijo aquello," señaló, "porque no sabía lo que pasaba por mi mente. No hemos hablado mucho de eso porque él no tiene mucha paciencia para charlar con una mujer," bromeó Safina que ha olvidado ya todo aquello.
Desde que se separaron cuando Marat decidió entrenarse en España, con 14 años, ambos han permanecido distanciados solo con el tenis como hilo de unión. Sus contactos en los torneos y los mensajes a los móviles, y correos por internet les han mantenido unidos desarrollando cada uno sus respectivas carreras.
"Ha habido momentos en los que no hemos hablado en dos semanas, pero ahora lo hacemos casi a diario," dijo hoy, "pero es mi hermano mayor y sigue siendo mi ídolo."
Safina aspira a convertirse en la jugadora número 37 en ganar un grande y cree que ha aprendido la lección de la final que perdió en Roland Garros en el 2008.
"Mentalmente no estaba preparada para la final, y todo sucedió rápidamente. Estaba además muy cansada porque había jugado individual, dobles, todo. Aquí solo he jugado el individual y he aprovechado todo el tiempo que he tenido libre para descansar y disfrutar del día." comentó.
La jugadora rusa hace una estricta dieta recomendada por su entrenador. "Es una dieta para lo que puedo y no puedo comer, pero si gano mañana y me convierto en la número uno del mundo, quizás me compre un pastel de chocolate, solo si me lo merezco".
Serena parte con la ventaja de que solo ha perdido dos veces contra Safina, pero solo una sobre la pista. En 2005 en el torneo cubierto de París no se presentó por lesión, y luego cedió ante ella en Berlín el año pasado, en una temporada en la que la americana obtuvo dos triunfos sobre la rusa.
En total 5-2 para Serena, que a sus 27 años ya ha ganado nueve Grand Slams en 13 finales y que en Melbourne se ha hecho con el título tres veces (2003-05-07). Ya ha sido número uno del mundo durante 62 semanas en varios periodos y de ganar lo mantendría al menos dos semanas.
Serena no cree que su mayor experiencia vaya a beneficiarla. "Una vez que se está en una final, uno ya sabe lo que se puede esperar. Y ella ya ha estado en una antes y saldrá con más hambre ahora para ganarla," expresó.
La más veterana cree que no tiene "nada que perder" ni que demostrar. "Saldré ahí para tratar de ganar otro Grand Slam. Si lo gano será formidable. Si pierdo me iré a casa con la tranquilidad de que puedo llegar lejos en un torneo a pesar de que no esté jugando lo mejor que sé y volveré a trabajar duro para la próxima vez".