SANTIAGO.- La imagen quedó grabada en la historia. Con 23 años, el 17 de agosto de 2008 Michael Phelps subía al olimpo e inscribía su nombre entre las más grandes hazañas del deporte tras conquistar ocho medallas doradas en los Juegos Olímpicos de Beijing, pulverizando el récord de Michael Spitz de Munich '72. Inédito.
El mundo caería rendido ante las virtudes del "Tiburón de Baltimore", quien reconocido y premiado por todos, descansó en su humildad ante el acoso de la prensa y los fanáticos.
Del niño que sufría por la separación de sus padres pasó a ser un ícono de la juventud contemporánea sobre cómo ser buen deportista. Sus seguidores parecieron olvidar el incidente que protagonizó en 2004, cuando siendo menor de edad fue detenido conduciendo borracho en Salisbury, Maryland.
Quizás, la responsabilidad le cayó antes de tiempo.
Phelps fue creando entre sus seguidores una admiración sin límites, que lo llevaría a ser hoy el segundo deportista con más amigos en Facebook con 1.947.265 personas, solamente superado por Cristiano Ronaldo. Tal éxtasis le abriría las puertas para ser rostro de diferentes sponsors publicitarios como tarjetas Visa, relojes de lujo Omega, y Kellogs, la súper marca de cereal Flakes y Corn Flakes.
Hoy, sus responsabilidades mediáticas son las que lo condenan. Tras las polémicas fotos publicadas por el periódico británico New of the World, donde se ve a Phelps con una pipa consumiendo marihuana el 6 de noviembre en una fiesta en Carolina del Sur, una a una le fueron cayendo críticas sobre la falta de coherencia entre sus actos y el rol que representa.
"Fue una decisión inmadura e infantil", "pido perdón", "no se volverá a repetir", fueron las declaraciones con que Phelps justificó su comportamiento, que fue en primera instancia condenado por la Federación Internacional (FIDA), y la asociación norteamericana (USA Swimming), quien le alabaría después por "tomar conciencia y arrepentirse".
La "sanción" no demoró en llegar. Y claro, si bien el hecho no se enmarca como una acción de dopaje reconocida por la Federación, fue el impacto mundial y la decepción las que llevaron al "Tiburón de Baltimore" a ser sancionado con tres meses fuera de las competencias. Phelps aceptó.
El castigo privará al nadador de competir en el Grand Prix en Austin, Texas, y en el US Open, diezmando su preparación de cara al Mundial de Natación que tendrá lugar en Roma a partir del 19 de julio. Frente al ahogo, Phelps dejó entrever la posibilidad de "retirarse", decisión para la que confiesa necesitar "tiempo y energía para pensarlo". Dentro de su entorno se habla que serán claves las conversaciones que sostenga con su entrenador Bob Bowman.
Por el momento, Phelps solamente deberá esperar mayo, cuando competirá en Charlotte, Carolina del Norte, y en Santa Clara, California, preparándose en miras al 7 de julio, donde el equipo estadounidense de natación decidirá en Indianápolis sus representantes en el Mundial.
Lo cierto es que el mundo para Phelps no es el de 2008. Además de la inactividad por 90 días, se la ha sumado un nuevo problema: Kellogs, uno de sus auspiciadores, anunció que no renovará el contrato con el deportista una vez que éste expire. Al tiburón le llueve sobre mojado.
El consumo de marihuana, enmarca a Phelps dentro de un triste grupo de "célebres" medallistas olímpicos que han caído en sustancias prohibidas, como el velocista canadiense Ben Johnson, el cubano Iván Sotomayor, leyenda del salto alto, y la atleta estadounidense Marion Jones.
Johnson fue sorprendido en la final de los 100 metros planos de Seúl '88 usando estanozonol. De inmediato se le quitó la medalla de oro y el récord que había conseguido en la carrera. El canadiense fue sancionado de por vida, pero volvió a las pistas el '91 y se retiró
En Cuba, aún se recuerda el caso de Javier Sotomayor, plusmarquista en salto alto y medalla de oro en Barcelona '92, que tras realizarse el examen de dóping dio positivo por cocaína en los panamericanos de Winnipeg '99, y por nandrolona en 2002. El alteta pondría fin a su carrera a los 34 años.
Peor es el caso de, Marion Jones, ganadora de cinco medallas en Sydney 2000, que tras consumir tetrahidrogestrinona, reconoció mentir a los investigadoras sobre su consumo de drogas y cayó en prisión en marzo de 2008.