BUENOS AIRES.- River Plate de Argentina cerró este jueves su participación en la Copa Libertadores con una insípida victoria por 3-0 sobre el Universidad de San Martín peruano, clasificado anticipadamente para los octavos de final del torneo.
Sólo porque el calendario imponía la disputa del encuentro, dos equipos con otros objetivos o preocupaciones cumplieron con un compromiso que no tendrá lugar en la historia y con los encargados de las estadísticas.
River, alineado con suplentes por su temprana eliminación, ensayó una sonrisa como si le hubieran contado un chiste antiguo en un funeral y se despidió en un estadio Monumental casi vacío de un torneo que desde hace trece temporadas le quita el sueño, que altera su equilibrio en los primeros semestres y le deja tocado para el resto de cada año.
San Martín, con los deberes hechos en casa y sin incentivos para afrontar este choque, se esmeró sólo lo necesario, lo suficiente para cuidar el balón cuando lo tuvo.
Gutavo Bou abrió el marcador con su primer tanto en un partido internacional y Rubens Sambueza, de penalti, aumentó la ventaja riverplatense en la primera parte, durante la cual el conjunto universitario jugó lejos del área local.
En el segundo tiempo marcó el tercero Diego Barrado con un rodillazo en la conclusión de una jugada desordenada que los peruanos no alcanzaron a neutralizar debajo de los palos de la meta de Leao Butrón.
Lo curioso del partido, en el que no hubo roces, encontronazos ni jugadas polémicas y que tuvo las características de un amistoso, fue que el árbitro paraguayo Carlos Amarilla, con exceso de energía, amonestó a cuatro jugadores del equipo peruano y a dos del local.
