SANTIAGO.- Sin pena ni gloria. Así fue el pasar del volante de 27 años Sebastián Pardo por Universidad de Chile, quien ayer por la tarde oficializó a la regencia de Azul Azul, al adiestrador Sergio Markarián y a sus compañeros, que abandona la actividad profesional de forma definitiva.
El mediocampista, quien no tuvo un buen regreso a los laicos tras su paso por Holanda, adujo problemas familiares y desencantamiento con el fútbol, razón por la que anunció su retiro, pese a que le quedaban seis meses de contrato.
Pese a los intentos del DT uruguayo por convencerlo de que siguiera con su carrera -quien logró que, incluso, se integrara a la intertemporada en Marbella-, Pardo no pudo con las últimas informaciones que lo vinculan a presuntos episodios de violencia intrafamiliar hacia su mujer y hermana del delantero Mauricio Pinilla.
Así, fue el mismo Markarián quien le comunicó al plantel la decisión del mediocampista, provocando el lamento de los jugadores. "Da tristeza por la calidad de persona que es", expresó el defensa Rafael Olarra, al tiempo que manifestó su esperanza de que "volverá al fútbol en algún momento. Quizás no en este (...). Hay que apoyarlo en esta decisión".
Pardo, quien retornó a mediados de 2008 a Universidad de Chile, jugó entre 2003 y 2007 en el Feyenoord holandés, club desde el cual saltó al Excelsior, del mismo país. Tras regresar nuevamente al primer club, el creador decidió volver a Santiago, sin saber que un año después diría adiós.