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Francisco "Chamaco" Valdés, talento de todos los tiempos

El talento del ex jugador de fútbol fue reconocido en vida por esta columna periodística escrita el año 2000.

10 de Agosto de 2009 | 19:53 | El Mercurio
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''Chamaco'', brazos al cielo, en 1972.

Revista Estadio

SANTIAGO.- Francisco "Chamaco" Valdés murió inesperadamente, pero su talento deportivo y su figura como persona recibieron merecidos reconocimientos cuando aún vivía, como refleja esta columna publicada en El Mercurio el 4 de febrero del año 2000.


"De puntero izquierdo evolucionó hasta convertirse en mediocampista inolvidable. Quizás junto a Enrique "Cua Cuá" Hormazábal, su maestro, sea el jugador más dotado técnicamente de nuestra historia.


La memoria colectiva registra a Francisco Valdés como prototipo del mediocampista talentoso, de amplia visión periférica, capaz de hacer jugar a sus compañeros y demostrar con un toque que el fútbol es ante todo inteligencia y técnica. Le pegaba al balón sin dificultades con las dos piernas, era capaz de poner un pase de 30 ó 40 metros con precisión superlativa y definía con singular categoría.


Como muchos talentosos, fue díscolo en sus comienzos. No logró alcanzar el reconocimiento internacional que su jerarquía ameritaba, quizás porque no sopesó las potencialidades. Deslumbró de entrada, cuando en un cuadrangular veraniego de 1961 debutaba por Colo Colo, el equipo que lo marcaría a lo largo de su carrera. Fue empate 1 a 1 frente a Cerro Porteño y el menudito puntero izquierdo que hacía su estreno ante los guaraníes marcaba la igualdad. Fue su bautismo de fuego.


César Luis Menotti suele decir que el talento sensibiliza y emociona. Poderosa razón para explicar el cariño que de inmediato recibió de la gente. Fue ídolo de entrada, aunque también muchos lo resistieron. Colo Colo fue campeón en 1963, anotando la histórica cifra de 103 goles, y Valdés se erigió como una de las figuras en un ataque que lucía a "Cua Cuá" Hormazábal, Mario Ortiz, Mario Moreno, Luis Hernán Alvarez y Bernardo Bello, además del argentino Walter Jiménez que cedió su puesto a un recuperado Hormazábal.


Vendrían tragos amargos, como su participación en la Copa del Mundo de Inglaterra '66, donde no jugó. "Estábamos divididos entre los jugadores de la U, de Católica y de Colo Colo", recordaba años más tarde. Sería su primer choque con el seleccionador Luis Alamos, quien prefirió a los jugadores del Ballet Azul en los duelos de Sunderland y Middlesbrough. Al regreso, Chamaco cuestionó duramente al Zorro y el quiebre pareció definitivo. Fue malo el final de la década para Valdés. Muchos pensaban que era uno más de los cientos de jugadores que surgen llenos de condiciones, pero que nunca se consolidan.


Los dirigentes lo consideraban un líder negativo. Como capitán luchaba por los derechos de sus compañeros en Colo Colo. Héctor Gálvez y Naim Rostión, máximos dirigentes de la época, lo enviaron a Unión Española en 1970. Un duro golpe que lo llevó después a Antofagasta Portuario. Chamaco mantenía sus virtudes, pero estaba lejos del gran escenario. Hasta que a comienzos de 1972 llegó el reencuentro con Alamos. "Te necesito como caudillo, voy a formar un equipo para ganar el campeonato, la Copa Libertadores, que será la base de la selección para llegar al Mundial, pero tienes que entrenar y bajar de peso", le dijo el Zorro.


El tiempo curaba las heridas de Inglaterra. Se gestaba el gran cuadro albo que ganaría el torneo del '72 y uniría a Chile un año más tarde, cuando en medio de la convulsión política reinante, el país futbolístico sería uno tras el sueño de la Copa Libertadores ante Independiente.


"No se pudo, porque nos robaron, esa es la pura verdad", comentó después. Una sensación generalizada que sólo fue paliada cuando Colo Colo alcanzó la Copa Libertadores en 1991.


Una pequeña revancha vivió meses más tarde, cuando capitaneó a la selección nacional que clasificó a la Copa del Mundo de Alemania '74. Con la base del plantel albo, Chile eliminó a Perú y Valdés fue protagonista. La confianza de sus compañeros queda graficada en el poder que le otorgaban para negociar los premios. "Siempre me tiraba con el tejo pasado, incluso pidiendo más de lo que acordábamos con los muchachos y los dirigentes de esa selección", evocaba.


En la cita germana no jugó como se esperaba. Sus diferencias con Carlos Reinoso fueron tan severas que afectaron el rendimiento global. Valdés no quiso hacer problemas a un enfermo Alamos y aceptó con resignación ser sustituido en los tres partidos. 2Los cabros me pedían que hiciera valer mi condición de capitán, querían que yo jugara, pero no quise provocar un conflicto. Con el tiempo creo que fue un error", reconoció a revista Don Balón en una entrevista.


Tipo simple Chamaco, de sonrisa fácil y trato campechano, hoy transmite sus enseñanzas a los niños en su escuela de fútbol. Ni siquiera sus dolencias cardíacas lograron alejarlo de la pasión de toda su vida. La misma que empezó a crecer en la polvorienta cancha de la población Juan Antonio Ríos, donde hace más de cincuenta años un flaquito pequeñito demostraba que con la pelota ya sabía un montón".

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