PARIS.- La escudería Renault sabrá cuál es su pena el lunes en una audiencia sobre cómo la gerencia le ordenó a su ex piloto Nelson Piquet Jr. que estrellara deliberadamente su bólido, una peligrosa maniobra que afecta aún más la desmoronada integridad de un deporte azotado por las trampas y el escándalo.
La Fórmula Uno se ha visto sacudida por la noticia de que Renault le ordenó a su piloto brasileño que estrellara su auto contra un muro de concreto de forma que su compañero español Fernando Alonso pudiera ganar el Gran Premio de Singapur en el 2008.
Renault enfrenta una deducción de puntos, una suspensión o incluso la expulsión del campeonato el lunes en la sede de la Federación Internacional de Automovilismo en París.
Se desconoce quién representará al equipo en la audiencia del Consejo Mundial de Deportes de Motor. Pero Renault podría evadir gran parte del problema y salir de él sólo con una multa significativa.
Bernie Ecclestone, el poseedor de los derechos comerciales de este deporte, desea que la escudería francesa permanezca en la F1.
Renault no refutó los cargos y despidió al director de la escudería, Flavio Briatore, así como al director ejecutivo de ingeniería, Pat Symonds. Ambos presuntamente orquestaron el choque de Piquet hasta en el más mínimo detalle.
Briatore y Symonds no fueron requeridos para que acudieran a la audiencia. Piquet tiene inmunidad de ser enjuiciado a cambio de su testimonio ante la FIA, mientras que es improbable que Alonso sea castigado, ya que no hay evidencia de que estaba al tanto de las órdenes.
Aunque la F1 y la FIA ya se han visto inmersas en abundantes escándalos en el pasado, este último les pegó especialmente duro en un momento en que se había puesto en tela de juicio la seguridad de los pilotos después de que el brasileño Felipe Massa casi perdió la vida en un choque.
