SANTIAGO.- La crisis en Cobreloa ya hizo perder la paciencia de la hinchada. Se fue Vallejos y llegó Raúl Toro, pero los triunfos consecutivos no aparecen.
Hoy, domingo, el cuadro loíno fue el claro dominador del encuentro, pero no tuvo la llave para abrir la ordenada defensa curicana.
El local tuvo en Emmanuel Lazzarini a su mejor arma y en Eduardo Vargas y Michael Silva una vía de entrada por las orillas, pero los extremos se fueron apagando paulatinamente y los naranjas, salvo algunas excepciones, nunca tuvieron chances claras de marcar.
Por su parte, Curicó Unido sufrió con los efectos de la altura y tras el duelo -que fue interrumpido en la mitad de cada tiempo para que los protagonistas se refrescaran- los jugadores se declararon muy cansados.
Sin embargo, entre los dirigidos de Luis Marcoleta se respira la satisfacción del deber cumplido, gracias a la recuperación de la prolijidad y el orden defensivo y el buen funcionamiento táctico, en el que destacó Mateo Martinelli descargando por izquierda.
Al final del partido, las pifias se sintieron en el Municipal de Calama. La hinchada loína no aguanta más la falta de contundencia de su escuadra. Mientras la cincuentena de hinchas curicanos que viajaron desde la Séptima Región se retiraban conformes del recinto.
En la próxima fecha, Cobreloa viajará a Viña del Mar para medirse ante Everton, mientras que Curicó Unido hará lo propio para enfrentar a U. de Concepción.