SANTIAGO.- Los clásicos son así. Estadio lleno, colores en las tribunas y sobre todo pierna fuerte dentro de la cancha. El partido entre Curicó y Ñublense tuvo eso y mucho más.
El equipo local derrotó por un claro 3 a 0 al elenco de Chillán en el estadio La Granja, que estuvo prácticamente a su máxima capacidad.
Curicó comenzó con todo y a los 3 minutos de juego, Sergio Damián Valenti abrió la cuenta y puso el 1 a 0.
De ahí el encuentro se tornó friccionado donde ambos equipos no querían ceder terreno. Eso, hasta que a los 45' el eterno César Díaz aumentó la cuenta y permitió que los locales se fueran al descanso con una ventaja de 2-0.
En el segundo tiempo las infracciones no se detuvieron. A los 67' ya habían seis amonestados en al cancha y los hinchas de la visita comenzaba a impacientarse con el bajo nivel de Ñublense.
A los 79' y de penal, nuevamente Díaz fue el que marcó para el equipo de la franja y sentenció el partido. Ese tanto terminó de enfurecer a los fanáticos de los "Diablos rojos" que lanzaron una bengala al terreno de juego y el juez Jorge Osorio tuvo que detener el partido por varios minutos.
Otra bengala fue directo hacia la barra local "Los Marginales", donde un joven recibió el impacto del rocket y debió ser trasladado al Hospital base de Curicó.
Carabineros intentó sacar a los seguidores visitantes del recinto y éstos siguieron en una batahola que también derivó en que una de las rejas fue derribada, aunque ningún hincha ingresó al campo.
Para rematar la mala noche de los forasteros, Joel Soto descargó toda la impotencia de su equipo propinándole un patadón a Juan José Albornoz y el árbitro no dudó en mostrarle la tarjeta roja.
Con este triunfo el equipo de Luis Marcoleta comienza a alejarse de los fantasmas del descenso. En cambio, el equipo de Chillan quedó con 34 puntos y se ubica en zona de Promoción.
La próxima fecha los curicanos recibirán a O'Higgins, y Ñublense hará lo mismo con Huachipato.