SANTIAGO.- Al parecer Tomás González es invencible. En sus cortos 22 años ha tenido que sobreponerse a todo tipo de obstáculos para lograr instalarse en la elite del deporte mundial.
Desde que a los seis años, en 1995, logró la medalla de oro en el Campeonato de Preparación Física para la Gimnasia, el nuevo medallista ha debido ganarle a todo: le remataron sus implementos para entrenar, sufrió cortes de luces en la mitad de sus entrenamientos, debió realizar colectas para viajar a los mundiales y muchas veces fue él quien debió sacar de su bolsillo el dinero para tener la infraestructura mínima para un deportista de alto rendimiento.
Y como si eso no fuera poco, luego de lograr un histórico séptimo puesto en el Mundial de Londres, debió soportar que por problemas de dirigencia quedara fuera por varios días de la Copa del Mundo de Stuttgart.
Todo comenzó cuando la Federación Chilena de Gimnasia tomándose todo el tiempo del mundo, inscribió fuera de plazo al chileno para la competencia que se realizaría en Alemania eliminándo toda chance de que González buscara su séptima presea en copas mundiales en tierras teutonas.
Cuando el deportista ya lucía resignado, tuvo que entrar en juego la experencia de Neven Ilic, el presidente del Comité Olímpico de Chile (COCH).
El mandamás del COCH realizó un intenso lobby con la Federación Internacional de Gimnasia para inscribir fuera de plazo al mejor gimnasta de la historia chilena. Las tratativas fueron exitosas y González viajó a Stuttgart.
"Una vez más está con nosotros. El presidente del Comité Olímpico de Chile, don Neven Ilic, nos ha dado muestras constantes de apoyo incondicional durante todo nuestro proceso deportivo. Esta ha sido una dura batalla, pero las grandes personas siempre salen a flote y es así como el señor Ilic ha logrado esto para nosotros. Estamos felices y sobre todo, muy agradecidos", dijo Yoel Rodriguez, el entrenador cubano del gimnasta.
Una vez en Europa, Tomás reconoció estar sicológicamente afectado por todos los problemas que hubo con la inscripción, pero a pesar de eso, se puso su traje negro, se paró en el cuadrado azul y realizó una excelente rutina. Luego a esperar sentado los resultados de los árbitros.
15.200 puntos y primer lugar para el chileno. Pero faltaba que actuara el brasileño Diego Hypolito, que superó al nacional con 15.850 y se colgó la presea dorada.
Con la plata asegurada, González no se achicó y le mandó un mensaje a todos los chilenos: "voy a luchar por llegar a Londres, deben estar seguro de eso. Deben confiar en mi trabajo".
Tomás González sigue confirnando su buen nivel y el pobre rendimiento del la dirigencia del deporte chileno.