Francisco "Poncho" López: "Lloré en la ruta, iba a apretar el botón para retirarme"

COPIAPO.- Antes de partir de Santiago a Buenos Aires los tres pilotos de quads chilenos en el Dakar se habían hecho una promesa: "Llegamos los tres juntos a la meta en el Obelisco el 16 de enero".

No se pudo cumplir el objetivo, porque hoy sólo uno de ellos sigue en carrera: Francisco "Poncho" López. Emiliano Fuenzalida y Rodrigo Ramírez ya abandonaron.

"Tengo la responsabilidad hoy de llevar el nombre de los tres a Buenos Aires que es lo que habíamos prometido. De aquí en adelante voy a hacer una carrera muy lenta, muy tranquilo, quiero terminar esto, no buscar ninguna posición", dice a Emol el homónimo del "Chaleco".

Eras el peor de los tres y hoy eres el único que sigue...
"Así es el Dakar, no sacas nada con andar fuerte en las primeras etapas, porque te puedes dar vuelta o te pasa la cuenta el cuerpo.  En una etapa quise acelerar y me caí, así es que decidí no seguir a ese ritmo".

¿Sientes el vacío de no estar con tus amigos en la ruta?
"Efectivamente, te sientes solo, siempre estaba con Rodrigo, con Emiliano, nos juntábamos en los puntos de control, comentábamos cómo se iba dando la carrera. Hoy me tocó estar solo y se siente la ausencia de los compañeros".

¿Era lo que esperabas de éste, tu primer Dakar?
"Sí, el Dakar es esto, sufrir, pasarla mal, encontrarte con situaciones diferentes, con adversidades todos los días".

¿Tú has sufrido?
"Sí, en la etapa de ayer (lunes) lo pasé muy mal, lloré adentro y me pregunté quién me mandó a estar acá. Iba a apretar el botón para retirarme, porque venía muy cansado y explota el motor a cinco kilómetros de la meta, ya no quería más con el cuento. Me senté en la moto, dije, ‘estamos acá, hagámosle empeño’ y justo hablé con Rodrigo (Ramírez) que venía con la pierna muy mal y Emiliano (Fuenzalida) ya estaba afuera así es que me quedaba  darle para adelante a mí no más".

¿Y qué hiciste?
"Pensé un rato y dije me queda poco para llegar a la meta, llamé al campamento y le pregunté al mecánico si era capaz de arreglarme el motor. Me contestó 'sí, llega'. Listo, me conseguí alguien que me remolcara y aquí estoy".