GETAFE.- La Real Sociedad, con el chileno Claudio Bravo inamovible en su portería, venció con contundencia al Getafe (0-4), que volvió a cometer casi los mismos errores que en el anterior partido que jugó en el Coliseum Alfonso Pérez ante el Betis en la Copa del Rey, cuando los andaluces ganaron 1-3.
Antes del comienzo del partido, el entrenador del Getafe, José Miguel González, Míchel, avisó del peligro del conjunto donostiarra. Pese a ser un recién ascendido, el técnico madrileño declaró que los hombres de Martín Lasarte tenían mucha calidad.
Y no se equivocó. Siempre que algún futbolista del Getafe tocaba el balón, un jugador blanquiazul estaba encima, y eso, para un equipo que gusta del toque, es muy incómodo.
Así fue como la Real, con Diego Rivas y Ion Ansotegui al mando de las operaciones, acabó con la idea del Getafe. Pese a que Derek Boateng, Víctor Sánchez y Dani Parejo estuvieron correctos en los primeros 45 minutos, no acabaron de dominar la situación preocupante con la que comenzó el partido.
La Real se acomodó en su juego, tal vez poco brillante, pero efectivo. Esperó para dar sus zarpazos y obtuvo su premio gracias a una mano del lateral derecho Miguel Torres y que el árbitro Turienzo Álvarez señaló como penal. Xabi Prieto no desperdició ese pequeño regalo y adelantó a los suyos en el marcador.
Los minutos siguieron pasando y el Getafe, pese a dominar el juego con ciertos altibajos, apenas pudo crear dos ocasiones de peligro con dos disparos que se marcharon fuera por poco. Los hicieron Mané y Víctor Sánchez, que desde lejos, lo intentaron sin éxito.
Entonces, apareció el francés Antoine Griezmann para marcar el segundo con una gran volea que dejaba el partido muy cuesta arriba para los de Míchel.
En el segundo acto el Getafe se atascó delante de la poblada defensa de la Real Sociedad, que sólo tuvo que rematar la faena al final con dos goles de Mikel Aranburu. El centrocampista redondeó un resultado que sirvió para acabar con una racha de cuatro partidos sin ganar de la Real en Liga.