SANTIAGO.- Bastián Malla corre y corre pero no puede vencer a un rival de menor categoría. A uno que no sueña con ser profesional como sí lo hace él todas las noches. Se seca la transpiración y sigue corriendo. Le gana un par de puntos, pero al final, aunque sea por poco, pierde. Al salir de la cancha su entrenador lo felicita; nadie entiende nada. Eso, hasta que se fijan en un detalle: el campeón del mundo Sub 14 es zurdo y acaba de pasar más de una hora con la raqueta en la mano derecha.
Jugar con la mano cambiada -para mejorar el revés a dos manos- es una más de las formas que tienen de entrenar en la academia de tenis alojada en el Club Med de Bradenton, Florida. Ahí Malla está becado hace dos meses y medio, cuando el conocido coach Gabriel Jaramillo lo vio jugar en el Orange Bowl y se encandiló inmediatamente con la potencia del chileno.
"Él llegó un poco pasado de peso. Ahora físicamente está mucho más tallado. Al principio no les aguantaba el peso de la bola a los profesionales. Ahora puede jugar tranquilo, les aguanta el ritmo. Antes jugaba un poco y quedaba destrozado", cuenta Jaramillo, quien trabajó 30 años en el rancho de Nick Bollettieri antes de crear su propio centro de entrenamiento.
"Ha mejorado muchísimo lo de tirar raquetas. Antes empezaba a gritar como loco. Pero de aquí ha cambiado mucho viendo la actitud de los demás ha mejorado ese aspecto que me preocupaba mucho al principio", agrega el entrenador.
Para el joven de 14 años la experiencia también ha sido muy positiva. Según confiesa a Emol, lo único que le complica es que a ratos echa un poco de menos a su familia. "A pesar que el cambio ha sido brusco, de a poco me voy acostumbrando", dice el tenista.
La rutina de Malla tiene forma de raqueta. A las siete de la mañana tiene su primera práctica, que se alarga por unas dos horas y media. Desde las 10:30 un preparador físico le saca el jugo para seguir moldeando su 1,72 metros durante una hora. Después viene la ducha de rigor y luego de almorzar una nueva sesión: de las 14 a las 17:30 horas. Tras esa extenuante jornada, a las 19:30 es la hora de estudiar un poco antes de dormir y empezar todo de nuevo.
Dentro de todas esas horas de tenis, el antofagastino tiene una hora y media de entrenamiento 100% personalizado junto al ex tenista profesional Michael Samara. El resto, es con el grupo de elite de la academia donde ya hay jóvenes de 17, 18 y 19 años con ranking ATP. Malla es el de menor edad.
Nacer con el derecho de Nadal
Una de las ventajas que tiene la academia por estar inmersa dentro de un resort, es que los jugadores se acostumbran a entrenar y jugar con público. Y, según Jaramillo, Malla es el que más ojos tiene encima.
"Tenemos 800 personas en el hotel y todo el mundo se para a verlo a él. Por la paciencia, por cómo le pega a la pelota. Sorprende. Para un muchacho de 14 años es muy profesional", cuenta el técnico.
Luego de esas exhibiciones con público, que son todos los miércoles, viene una de las cosas más particulares del rancho estadounidense: los tenistas deben atender a periodistas como profesionales, para aprender a manejar el micrófono y responder de manera coherente.
En una de esas conferencias viene una de las anécdotas de este joven, que si algo tiene es que se cree el cuento. Habla Jaramillo: "Había 45 periodistas y uno le preguntó dónde había aprendido ese derecho y él respondió 'yo nací con ese derecho' y ahí todo el mundo lo comenzó a aplaudir".
Ese golpe del que todos hablan, Malla lo define sin tapujos como parecido al del mejor tenista del mundo. "Mi derecho se parece al de Nadal. Me gusta jugar agresivo con harto topspin. Además tengo dos golpes de revés, uno plano y otro con efecto", explica.
Otra escena que demuestra la personalidad ganadora de Malla ocurrió luego de que junto con los otros alumnos de la academia fueran a ver el Masters 1000 de Miami.
"Setenta jugadores fueron a ver el torneo y cuando volvieron les pregunté uno a uno que habían aprendido: que los jugadores abren el campo, que son muy fuertes, me respondían. El último fue Bastián, me dijo que ellos (los profesionales) no eran tan buenos. Eso me gustó porque yo me acuerdo de Agassi, de Courrier, de Tommy Haas, y cuando yo les hacía una pregunta como esa ellos me contestaban igualito. Esa es la respuesta que esperaba".
Al consultarle a Malla sobre esa anécdota la confirma y va más allá: "No es tan espectacular como yo pensaba, pensé que era palo a palo y puntos mucho más largos. Lo que pude rescatar es que sacan y devuelven muy bien. Todo esquematizado".
Talentoso como el Chino
Las similitudes entre Malla y Marcelo Ríos son muchas. Zurdos, talentosos y ambos se radicaron en Estados Unidos para mejorar su tenis. Y eso Jaramillo lo tiene claro. Le ve al joven tenista varias cosas del ex número uno del mundo.
"La verdad es que Marcelo entrenaba con mucha disciplina. Además del talento impresionante es el jugador más disciplinado que he visto. Y muchas veces no se piensa eso, es el tipo que más duro trabajaba. Yo se lo pongo todos los días de ejemplo a Bastián. Porque el talento que tiene me recuerda del Chino, tiene muy buena mano ve muy bien los espacios", cuenta el coach.
Actualmente Malla se encuentra en Chile finiquitando el trámite de la visa de residencia para Estados Unidos. No tenerle hasta ahora le ha impedido jugar torneos ITF, para menores de 18 años. En el único que jugó hasta ahora hizo semifinales jugando contra rivales 3 años mayor que él. Ahora que la tiene, según Jaramillo, "va a empezar a barrer".
Y de aquí en más el nuevo irreverente del tenis nacional tiene muy claro sus objetivos: "Mi meta fijo es jugar Roland Garros junior en 2012, porque si es que me lo gano creo que me van a dar una wild card para el profesional. Por lo que pienso es que en un par de años voy a estar jugando profesional, porque no lo vi muy difícil ahora que estuve en Miami. En dos años más quiero estar metido".