Algunos dicen que es un homnaje a Botinelli, pero ni Pratto parece saber qué intenta hacer con la celebración.
AFPSANTIAGO.- Tiene pinta de rugbista retirado. Cuando conduce la pelota da la impresión que las piernas se le van a enredar y va aterrizar con la cara. Sus movimientos parecen torpes y lentos. Su celebración es, a lo menos, sumamente particular.
Ese es Lucas Pratto para una persona que ha visto uno que otro partido de Universidad Católica con el control remoto en la mano. Mirándolos de reojo. Sin fijarse en la verdadera capacidad que tiene este delantero argentino de 22 años que mide 1,88 metros y pesa... da igual cuanto pesa. El hombre corre como el más esbelto de los atletas.
Es que el nombrado "ahijado de Martín Palermo" rompe con todos los estigmas que se le asignan al verlo jugar aleatoriamente. Claro que no amaga ni tira bicicletas, pero con su velocidad (sí, la mayoría de los defensas termina tomándolo de la camiseta) y su conducción con toques largos le basta para sacarle ventaja a sus marcadores.
También tiene buena técnica a la hora de pegarle a la pelota: el remate con el borde externo (aunque ayer ante Gremio le hizo un homenaje a Thierry Henry definiendo con la cara interna del zapato) es su especialidad. Su cabezazo, además, es digno de una persona de su envergadura. Y su oportunismo demuestra porque Juan Antonio Pizzi lo utiliza como único hombre en punta a pesar de que le gusta recogerse bastante.
Y ese afán de echarse atrás le da otro plus. El atacante también le aporta mucho al mediocampo cruzado. La misma velocidad que ocupa para ir hacia adelante la ocupa para pinchar y recuperar pelotas.
Extraño es también su tendencia individualista. No se la "come" con intención como Alexis Sánchez u otro de los habilidosos del planeta fútbol. Pratto aún no aprende a levantar la cabeza. Sin duda le falta visión de juego para, por ejemplo, hacer paredes. Los pases con intención (habilitaciones para gol en algunos casos) son a cuentagotas. Así y todo le alcanza.
Fueron varias apuestas fallidas con delanteros trasandinos con "experiencia" (veteranos) como Iván Gabrich, Darío Husaín, Juan Manuel Aróstegui o Juan José Morales (ya, tuvo sus partidos). Quienes sí justificaron su venida a la precordillera fueron Jorge Quinteros y Esteban Fuertes. Eso hasta ahora.
Universidad Católica entendió que en la proyección está el negocio y trajo a un jugador Sub 23 que a simple vista sería uno más de los argentinos venidos de segunda división. Pero sin hablar mucho, sin importarle el ensalzamiento que le empieza a caer desde Argentina con un posible traspaso a Boca Juniors y siendo el segundo artillero de la Copa Libertadores, Lucas Pratto, con el número ¡dos! en la espalda, se consolida como la curiosa figura de la UC. Atención Hollywood.