LONDRES.- Volver a empezar cuando muchos ya se retiran. Al borde de los 31 años, el chileno Fernando González está reiniciando un camino en el tenis que se le presenta duro como nunca, aunque en su caso la explicación de por qué insistir es sencilla: no puede imaginarse aún haciendo otra cosa.
"No estoy listo para no ser tenista", dijo el ex número cinco del mundo durante una entrevista en
Wimbledon. "A mí me encantaría ser tenista toda la vida, pero es imposible", añadió con casi candorosa sinceridad el chileno, finalista del Abierto de Australia 2007, múltiple medallista olímpico y co-protagonista junto a Marcelo Ríos y NIcolás Massú de una década de oro en el deporte de su país.
Las cosas ya no son como eran para González, al que el ranking muestra hoy en el puesto 478. Wimbledon es apenas su cuarto torneo de la temporada, aunque dos de ellos fueron challengers. Una operación de cadera en octubre y una rodilla derecha que sigue siendo una pequeña tortura frenan el tenis de golpes poderoso del chileno, que ya no puede confiar en su físico como lo hacía antes.
"Lo importante ahora es sentirme bien y que (la cura) tarde el tiempo que se tome. Quiero volver sano y arrancar para jugar un par de años más", se esperanzó el ganador de once títulos oficiales. Lo que González quiere es sencillo: jugar al tenis.
"Me gusta mucho todavía, siento una gran pasión por esto, desde que uno entrena hasta cuando uno juega. Eso es súper importante. Ojalá pueda jugar varios años más, pero mi preocupación hoy más importante es sentirme bien".
El chileno se siente "definitivamente mucho mejor que hace un tiempo atrás". "Volví en abril, jugué Belgrado, me resentí en el challenger de Praga, traté de jugar Burdeos, no pude". Pero de a poco González siente que va avanzando, y mañana tiene la oportunidad de alcanzar una inesperada tercera ronda de Wimbledon.
Su rival será el sudafricano Rik de Voest (
este jueves en el segundo turno de la cancha 14, alrededor de las 9 horas de Chile), de buena adaptación al césped y al que González conoce muy bien, ya que han entrenado juntos varias veces.
El tenis chileno, intuye González, no volverá a tener el brillo del decenio largo que enhebraron Ríos, Massú y él mismo, pero no por ello hay que perder la esperanza. l está dispuesto a colaborar.
"Por supuesto que ya pensé qué hacer el día que deje de jugar al tenis. Quiero seguir ligado al tenis de una u otra manera. Va a ser imposible dejarlo, es donde más puedo aportar, de lo que más sé", dijo el jugador.
Y finalizó con un deseo: "Ríos, Massú y yo en 15 años son muchísimos tenistas para un país con tan poca gente. Quizás nos mal acostumbramos. Ojalá vengan jóvenes, sé que vienen algunos abajo que juegan bien. Lo más importante es llevar más competencias a mi país".