Por ese forado comenzaron a entrar los hinchas.
AFPSANTIAGO.- River Plate pasa el peor momento de su historia. Está a 90 minutos de caer por primera vez a la segunda división. Ayer miércoles cayeron sin mucha oposición ante Belgrano de Córdoba y se entiende que los hinchas estén molestos.
Ya. Molestos. Enojados. Incluso Furiosos. Todo eso es comprensible, pero de ahí a entrar a la cancha en la mitad del partido a encarar a sus jugadores, empujarlos y pedirles "huevos" parece demasiado.
Eso fue precisamente lo que pasó: Tras el segundo gol del equipo cordobés (a los 5' del segundo tiempo), un grupo de seguidores rompió un alambrado e ingresó al campo de juego.
Uno de los fanáticos, quien estaba encapuchado, empujó al defensor paraguayo Adalberto Román pidiéndole con gestos una mayor entrega en la cancha y recriminándole la mano que derivó en el penal y el primer tanto de Belgrano.
Y el jugador guaraní no fue el único que debió aguantar a los eufóricos hinchas. Incluso el símbolo de este River, el histórico Matías Almeyda, debió estar cara a cara, a un par de centímetros, con un hombre que le soltó toda su rabia.
Tras 20 minutos de detención el partido (insólitamente) continuó. Y claro, River no levantó. El "gesto" de los hinchas no sirvió de mucho. Ahora, el domingo en un estadio Monumental de Núñez repleto, el ex equipo de Marcelo Salas buscará no hacer historia de la mala, como ya lo hicieron los fanáticos del "millonario" ayer en Córdoba.