El revés de Tomic refleja a la perfección la escuela australiana.
Reuters
SANTIAGO.- Bernard Tomic es uno de esos tenistas que marca el inicio de una nueva generación, como en su época lo hicieron Lleyton Hewitt o Rafael Nadal.
Con 18 años se metió en cuartos de final de Wimbledon (el más novel desde que Boris Becker llegara a esa instancia en 1986) y a partir del lunes será el único tenista Sub 20 en estar entre los 100 mejores del mundo, quedando cerca del lugar 70.
Tras la derrota en cuatro sets ante Novak Djokovic en Londres, además de demostrar que aún le falta mucha experiencia en los momentos clave, este australiano nacido en Alemania y de origen croata dejó algo bastante claro: es el líder del recambio en la ATP.
Antes de meterse entre los ocho mejores de un Grand Slam viniendo desde la qualy, Tomic tuvo una carrera bastante precoz en la categoría junior. Luego de ganar el Orange Bowl en menores de 12 y 14, en 2008 se convirtió, con 15 años, en el jugador más joven en coronarse en el Abierto de Australia juvenil.
Un año después en el mismo Melbourne se anotó con otro récord: fue el tenista de menos edad en ganar un partido en el cuadro principal al vencer en cuatro mangas al italiano Potito Starace.
Un mes después de esa "hazaña" Tomic, que en ese momento era el 563 del ranking, obtuvo su primer torneo challenger en Australia. Ese mismo año se paseó en el US Open junior hasta levantar la copa.
En 2010 volvió a quedarse con un challenger, pero lo más importante fue que debutó en Copa Davis ante Taipei ganando sin problemas sus dos partidos de singles. En ese momento se comenzó a hablar de que era el mejor australiano desde Hewitt.
Y ese cartel no le ha pesado en lo absoluto. Este año ha disputado los tres Grand Slam disputados (seis triunfos y tres derrotas) y vio acción en dos torneos Masters 1000. Es decir, ingresó de lleno en la elite del planeta tenis siendo aún un adolescente.
Al repasar el curriculum del se entienden las palabras de Djokovic: "Sólo tengo buenas palabras sobre Bernard. He oído mucho sobre él. Tuvo éxito en el circuito de juniors hace dos años. Luego, cuando lo vi jugar, era obvio que tiene mucho, mucho talento. Ha demostrado a todo el mundo que tiene calidad para estar aquí".
En cuanto a su tenis también demuestra ser adelantado; no juega como los juveniles golpeando lo que se mueva. Tiene calma, golpes muy marcados (especialmente su revés), no duda en usar el slice para cambiar el ritmo o un "martillazo" para finiquitar y, a pesar de su 1.93 metros, privilegia el juego de fondo trabajando cada punto.
La ansiedad que le traerán actuaciones como la que tuvo en Londres será el principal rival de Tomic ahora que busca acercarse, tan rápido como el desarrolo de su carrera, a un sitial donde muchos esperan verlo cuando ya no existan los Roger Federer, los Nadal ni los Djokovic: en el número uno del mundo.