Impávido Claudio Borghi miró la goleada en contra de su equipo.
ReutersMONTEVIDEO.- Claudio Borghi difícilmente podrá olvidar estos últimos tres días donde le ocurrió de todo. Sufrió en carne propia con la indisciplina de jugadores muy queridos por él, fue víctima de los ataques de estos mismos futbolistas, y para peor, al cuadro al que dirige le encajaron una goleada de proporciones.
Quizás por los dos primeros casos es que esa imagen a que nos tiene acostumbrados el “Bichi” este viernes fue distinta en la cancha del estadio Centenario. Se vio triste, apenado, con pocas ganas de gritar o sonreir.
Antes del partido parecía todo bien para el seleccionador, sobre todo con la tranquilidad de contar con Alexis Sánchez. Pero a medida que comenzó el calentamiento previo sobre el césped, la cara del ex DT de Colo Colo empezó a cambiar. Las noticias no eran buenas y el cuerpo médico le informaba de que el tocopillano no podría ser de la partida.
Con ese panorama bajó al camarín para realizar un cambio de esquema y preparar el ingreso de Matías Campos Toro, que desarrollaba trabajos físicos a cargo del PF Hernán Torres.
Los jugadores chilenos saltaron a la cancha, y como es habitual, el “Bichi” fue el último en salir, justo cuando se comenzaba a entonar el himno chileno; Pero ya se le notaba con un rostro totalmente diferente al que tenía cuando llegó al estadio casi una hora y media antes.
Segundos previos al pitazo inicial de Baldassi, Borghi llama por primera vez a Campos Toro a orillas de la cancha y le da su última arenga. Conversaciones con Jaime Vera, y en una interrupción del partido llama a Suazo, a quien le entrega algunas instrucciones y comparten sonrisas. Luego es el turno de Marcos González, con quien charla en dos ocasiones.
El reloj del primer tiempo avanzaba y el DT de la “Roja” seguía de pie, sin expresar mucho y sólo atinando a observar el compromiso. Quedan diez minutos para el fin del primer tiempo, y Borghi le pide calma a su última línea, y que no se compliquen tanto en las salidas.
Pitoniso o no, lo que ocurrió en los minutos siguientes fue de lo peor que se la ha visto a Chile. Dos goles de Suárez y la actitud del técnico no cambió. No se inmutó y se mantuvo afirmado en uno de los costados de la banca chilena, esperando el fin de los 45 minutos iniciales.
Fue el primero en descender al túnel para el entretiempo y en su regreso a la cancha, comenzó la segunda etapa sentado, pero no aguantó ni un minuto y ya estaba en la vertical nuevamente.
Y era tan inexpresiva la actitud de Borghi, que no se hizo problemas cuando reemplazó a Suazo y éste, que pasó por atrás de él, se sentó en la banca enfurecido.
Llegó el gol de Matías Campos Toro, pero nada, no había motivos para celebrar, aunque al percatarse de que era anulado, el "Bichi" mostró su único momento de descontrol y discutió airadamente con el cuarto árbitro, Nelson Pitana. A la vez tuvo también que controlar a sus jugadores que se abalanzaban sobre el juez trasandino.
Suárez culminó su show con dos goles más, pero al técnico chileno nada lo hizo cambiar en su actitud, y con una mirada triste y con cierto grado de frustración, abandonó la cancha para esperar a los jugadores en camarines. Ahí quizás habló más que al bode de la cancha.